domingo, 9 de octubre de 2016

Calella Rock Fest 2016


Y a la tercera fue la vencida: tras dos intentos fallidos, al final he podido disfrutar en vivo y en directo del Calella Rock Fest. He de decir que me encanta este formato de festival: pequeño y en sala, fuera del circuito veraniego, eminentemente rockero y que suele recurrir no a vacas sagradas pero sí a nombres conocidos de la escena Rock: carteles que aúnan bandas consolidadas de culto, grupos jóvenes y artistas veteranos que conservan su calidad pero para los que ya pasó su momento álgido de popularidad. Un estilo similar al ya extinto, y añorado, Serie Z de Jerez.

La verdad es que esta edición 2016 me ha parecido excelente: gran nivel musical y, por lo que se puede intuir, ha tenido una buena respuesta del público. Vamos a ello.

No pude ver a los gaditanos Electric Alley, pero los comentarios sobre su directo fueron de lo más positivo, cosa nada extraña tras escuchar su disco "Get Electrified", un auténtico pepinazo de Hard Rock clásico.


Stonerider


Ganas de ver a Stonerider, cuyo disco "Hologram" ha sido toda una sorpresa, por partida doble: a causa de su enorme calidad y por el giro estilístico que les ha llevado del rock clásico de sus inicios a una mixtura Southern/Psicodelia/Prog en el que brilla especialmente la guitarra de Matthew Tanner.




En directo son bastante siesos, muchos grupos de onda sureña ya lo tienen esto, aunque hay que reconocer que su propuesta, que tira mucho hacia la creación de atmósferas, tampoco da para hacer Stage diving ni patear instrumentos, pero sonaron increiblemente bien y se confirmó que Tanner es un crack. Tocaron "Hologram" prácticamente al completo con "Elevator Operator", "Sleepwalking Awake" y la grandiosa "Your Chains" (probablemente mi canción favorita de lo que llevamos de año) como temas más destacados. Grupo al que habrá que seguir de cerca.


Joe Lynn Turner


Me lo pasé francamente bien pero, visto objetivamente, da un poco de pena (y de rabia también) que un cantante del nivel de Turner y que tiene un currículum más que respetable recurra a argucias de dudosa elegancia para obtener el aplauso fácil.



Y es que oírle cantar "Man on the Silver Mountain", "Long Live Rock'n Roll", "Perfect Strangers" o "Smoke on the Water" (¿era realmente necesario?) producía bastante estupor. Afortunadamente, la banda que lo acompañaba, los suecos Dynazty; resultaron ser músicos más que solventes y con una presencia escénica imponente (la genética nórdica ayuda, desde luego), que solo hubiera faltado traer un grupo de saldo. Entre eso y que tuvo a bien cantar, estas sí con todo el derecho del mundo, "Death Alley Driver", "Stone Cold", "I Surrender" o una sorprendente "Miss Mistreated", el propio Turner comentó que no acostumbraba a cantarla, el saldo acabó siendo favorable. Mr. Turner, de cara a próximas visitas, mire de cambiar el setlist y, por ejemplo, incluya temas del Hughes & Turner Project, que había algunos bien chulos. Y puestos a hacer versiones, haga algunas de "Under Cover", que estaban bastante bien. Las verbenas para Sant Joan y ya.


Backyard Babies


Tras su "retirada" en 2010, los Babies han vuelto con energías renovadas y Dregen de nuevo a bordo. Su concierto, que cerró la primera jornada del festival, fue estupendo: sonaron como un cañón (la sonorización de la batería es de las mejores que he oído últimamente) y en canciones como "Brand New Hate", "Star War", "Highlights" o "Look At You" se salieron. 



Además estuvieron pletóricos en actitud y entrega, aunque a Dregen esa nueva estética entre Rocky y un delincuente juvenil británico no le acaba de sentar bien. Puestos a poner peros, el setlist no me acabó de convencer, aunque quizá el problema sea mío. Sea como fuere, es quejarse de vicio, por mí que vengan cada semana.



De la segunda jornada me perdí a Imperial Jade (no se puede estar a todo), otros de los que también me hablaron bien.


Ben Poole


Con Ben Poole me pasa un poco lo mismo que con el Oli Brown pre-Raven Eye, Laurence Jones u otros bluesmen salidos de las Islas Británicas: técnicamente son brillantes, pero son tan guapos, jóvenes, aseados y, a veces, tímidos en el escenario, que no me acaban de llegar.



De lo anterior podría deducirse que para tocar blues tienes que ser viejo, feo y, preferiblemente, negro, pero no sería eso, es más una cuestión de, llamemosle, feeling. Como decía antes, de técnica va sobrado: la versión que se marcó de "Have You Ever Loved a Woman" de Freddie King fue espectacular, pero sus propios temas resultaban bastante anodinos y, en cierto modo, demasiado "blandos". De todas maneras es un músico joven y al que se le prevé un brillante futuro a la que vaya ganando tablas y mejorando en aspectos compositivos.


Ten Years After


Sin Alvin Lee, Ten Years After no son tales, en eso creo que estaríamos todos de acuerdo, pero puestos a buscar un sustituto, no se me ocurre nadie mejor que Marcus Bonfanti, todo un talento. Si antes hablábamos de la excesiva "limpieza" de algunos bluesmen británicos, en este caso es todo lo contrario: toneladas de carisma y presencia escénica al servicio de una voz profunda e incendiaria guitarra.



Liderados por Bonfanti (su solo en "I Want To Change the World" fue espectacular) y con el buen hacer de Ric Lee, Chick Churchill (los dos supervivientes de la banda original) y el ex-Whitesnake Colin Hodgkinson, TYA nos regalaron otro bolo estupendo, con temas legendarios como "One of These Days" o "Me and My Baby". El, inevitable en estos casos, solo de batería cortó un poco el ritmo del concierto, pero la recta final con, "Love Like a Man", "I Say Yeah", "Good Morning Little Schoolgirl", "I'm Going Home" y "Choo Choo Mama" en el bis fue demoledora. Ciertamente, gallina vieja hace buen caldo y todavía más si metemos también a un gallo joven.


Michael Monroe


Michael Monroe, definitivamente, juega en otra liga. Este hombre es incapaz de dar un mal concierto: vendrá con bandas mejores o peores; tendrá buen o mal sonido pero, sean cuáles sean las circunstancias, lo borda siempre. De todas las veces que lo he visto, unas cuantas ya, diría que esta ha sido de las mejores. En este caso, además, con un sonido estupendo y probablemente la mejor banda que ha tenido: una máquina perfectamente engrasada y que, a día de hoy, le puede patear el culo a cualquiera.








El setlist fue tremendo, una combinación de temas de todas sus épocas: "Motorvatin'", "Hammersmith Palais", "Malibu Beach Nightmare", "Dead, Jail or Rock'n Roll", "Man with No Eyes"... Canciones de sus últimos discos, que no desentonan para nada y van camino de convertirse en imprescindibles: "Trick of the Wrist" "This Ain't No Love Song", "Ballad of the Lower East Side", "Keep Your Eye on You", "Under the Northern Lights", (durante la cual intercalaron fragmentos de "Now I'm Here", de Queen y "Who Are You" de los Who), "Child of the Revolution"... Y, finalmente, las consabidas versiones, en este caso "Up Around the Bed" de la Creedence y "I Wanna Be Loved", de los Heartbreakers: Un concierto apoteósico con un Monroe hiperactivo e incansable, que casi desmonta el escenario a hostias cuando ya había terminado el bolo. Si su secreto es la leche de soja que estuvo bebiendo durante el concierto, desde mañana no voy a tomar otra cosa.

Excelente epílogo, pues, para este fantástico festival del que no se puede decir nada malo: cómodo, muy bien comunicado y a tiro de piedra de Barcelona, excelentemente organizado (los horarios se cumplieron a rajatabla), precios de bebida y comida imposibles de ver, por baratos, en otros eventos y un sonido rozando la perfección.

Esperemos que, además del artístico, el balance económico sea favorable, los números salgan y el festival nos dure muchos años, que buena falta nos hace.


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