viernes, 27 de febrero de 2015

Looking for Johnny. The Legend of Johnny Thunders


Él solía decir, y lo decía de verdad, que no quería envejecer. No quería ser un viejo, quería morir antes de envejecer. No se lo podía imaginar, lo veía casi como una humillación.


Casi 15 años después de su muerte, Johnny Thunders mantiene esa aureola mítica e inusual carisma que muy pocos artistas poseen. Adicto durante casi toda su vida, Outsider por vocación, prácticamente desconocido para el gran público, pero músico influyente como pocos (el Glam y el Punk le deben mucho), guitarrista muy personal y gran compositor. Un artista con talento, a menudo ensombrecido (o puede que amplificado también) por su comportamiento caótico e imprevisible y errática carrera: una figura de culto de manual.

Fascinado por Thunders desde muy joven, el cineasta español Danny García (que dirigió también "The Rise and the Fall of The Clash") decidió llevar a cabo el documental definitivo sobre su figura. Para ello invirtió casi dos años recopilando material y haciendo entrevistas con personas cercanas a Thunders. Parte de este proceso se puede ver en el blog del director: "A Spaniard In The Workz'".

El resultado es un film muy canónico, que sigue el esquema clásico de imágenes de archivo y testimonios de personajes del mundo de la farándula neyorkina como Marcia Resnick, Bob Gruen o Lee Black Childers y ex-managers como Marty Thau o Malcolm McLaren. También un nutrido grupo de músicos: Lenny Kaye, Richard Lloyd, Sylvain Sylvain, Sammy Yaffa, Stevie Klasson o un brutalmente envejecido (murió poco después, de hecho) Billy Rath.

La gran virtud de la película es su estructura lineal y cronológica, que traza de manera muy comprensible y con bastante detalle la trayectoria de Thunders: sus inicios con los NY Dolls, su carrera, llena de idas y venidas, con los Heartbreakers, su aventura en Gang War con Wayne Kramer, sus discos en solitario y el proyecto con los Oddballs que, por lo visto y oído en el DVD, tuvo que ser una banda de lo más interesante en directo.

Su vida personal también se aborda de manera bastante amplia, sin rehuir todo lo relacionado con las drogas (es prácticamente imposible disociarlas de Thunders, formaban un todo) pero evitando caer en los detalles morbosos y el amarillismo, tan habituales en los documentales de Rock, y haciendo hincapié en otros aspectos (su vida familiar, sus apariciones en películas, etc.) más desconocidos.

El material de archivo es bastante abundante, aunque en su mayor parte poco novedoso. Destacan los casi 40 temas que suenan (aunque no íntegros, impresionantes las versiones acústicas), las imágenes, inéditas creo, con los NY Dolls (a día de hoy su Look sigue siendo fabuloso), fragmentos de entrevistas con Thunders, algunos videos con los Oddballs, con Stevie Klasson en la banda, y una incendiaria toma de "All By Myself" de un concierto en Francia en 1984 en el que un Thunders de aspecto frágil y enfermizo, pero magnetismo indiscutible, es capaz de erizarte los pelos con un simple riff de rock sucio, como un Chuck Berry con cresta, marca de la casa.

No sé si se este documental es "la gran historia de Johnny Thunders", no aporta muchas novedades sobre lo ya sabido, pero es el complemente perfecto del libro "In Cold Blood" de Nina Antonia (que aparece también en la película), la biografía oficial de Johnny Thunders, una biblia repleta de datos, fotografías y anécdotas. Juntos conforman el pack, este sí definitivo, sobre una de las figuras más controvertidas y fascinantes del Rock'n Roll.





domingo, 22 de febrero de 2015

The Afghan Whigs. Sala Apolo, 21/02/2015


























Las reunificaciones de grupos legendarios suelen dar un poco de miedo, uno nunca sabe a qué carta quedarse: ¿Dinero? ¿Alimento para la nostalgia de los fans? ¿Inquietudes artísticas/todavía tenemos cosas que decir? Las dos primeras suelen ser las más frecuentes, por desgracia. Por eso, cuando se anunció la vuelta de los Afghan Whigs, uno se esperaba lo peor aunque, si tenemos en cuenta su status de grupo de culto, supongo que sus expectativas económicas tampoco pasaban por montarse en el dólar. Por otro lado, el hecho de que Greg Dulli, un culo inquieto, hubiera estado trabajando en diversos proyectos, tanto en solitario como con los Gutter Twins y los Twilight Singers hacía albergar esperanzas de que, efectivamente, todavía tenía cosas que decir en el seno de su banda de toda la vida.

Su regreso a los escenarios fue con nota, como demostraron en su, corto pero intenso, concierto en el Primavera Sound 2012 y las buenas críticas generales de su gira por USA y Europa. El segundo paso fue meterse en el estudio, con la mala noticia de la baja del guitarrista Rick McCollum, sin duda el alma mater, junto con Dulli, del sonido Afghan Whigs. Pese a ello, "Do the Beast" es un más que notable disco de retorno. Sin ser superior a sus obras maestras como "Black Love" o "Gentlemen", mantiene las constantes de sus trabajos anteriores (intensidad emocional, poso soul, guitarras afiladas...) con un sonido más "moderno" en forma de arreglos electrónicos.

El último, y decisivo, paso era defender las nuevas canciones en directo. Visto lo visto anoche, ya podemos decir que el retorno de los Whigs ha sido realmente a lo grande: prescindiendo de ejercicios de nostalgia, Dulli & Co. pusieron toda la carne en el asador y metieron hasta ocho canciones de "Do the Beast" en el set. Resultado: salieron a hombros y por la puerta grande.


Para empezar, tres temas nuevos: "Parket Outside", "Matamoros" y "The Lottery". Desde luego, si alguien tenía dudas de cómo iban a encajar las canciones del nuevo disco, se disiparon en ese mismo instante: Dulli perfecto de voz, un sonido "grande", con tres guitarras sonando a la vez durante la mayor parte del concierto. Grande y alto, pero inusualmente nítido (pocas veces he visto sonar tan sumamente bien Apolo), con todos y cada uno de los arreglos perfectamente audibles en todo momento.

A partir de ahí momentos álgidos para parar un tren: "Somethin' Hot" sonando como un tiro; "Debonair", "Algiers" y "Royal Cream" prácticamente empalmadas y que fueron (perdón por el obvio juego de palabras) pura crema; bestiales "It Kills" y "My Enemy", como también lo fue "Son of the South", en el que intercalaron parte de "Roadhouse Blues" de los Doors; estratosférica "Gentleman" y momentos de piel de gallina en "Can Rova" y "Lost in the Woods", con Dulli en plan Crooner y luciéndose con el falsete.



Lo de los bises con "Summer Kiss"y, sobre todo, una enorme "Faded" que encogía el alma, fue el colofón de un grandioso, fantástico, intenso concierto de más de dos horas.

Poco más queda por decir: Dulli cantando mejor que en sus mejores tiempos; muy bien los guitarras Dave Rosser y John Skibic y enorme el multiinstrumentista Rick Nelson, con sus intervenciones a las cuerdas, piano y teclados, añadiendo matices (tan importantes en esta banda) a todas las canciones.

Pocas veces el retorno de una banda ha tenido tanto sentido como en el caso de Afghan Whigs: un disco estupendo, músicos en plena forma, conciertos largos e intensos, la banda muy metida, dándolo todo. Yo no llegué a verlos en los 90 pero me extrañaría que fueran mejores de lo que demostraron anoche.

Inmensos. Candidato desde ya a concierto del año.




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