lunes, 9 de noviembre de 2015

Festival Beefeater In-Edit 2015


















Ayer terminó la edición 2015 del festival In-Edit y ya se conocen los ganadores: en la categoría de mejor documental internacional el premio ha sido, ex-aequo, para "Orion: The Man Who Would Be King" y "The Ecstasy of Wilko Johnson", que comentaremos más adelante. En cuanto a la categoría de documental nacional, el vencedor ha sido "Rumba 3 de Ida y Vuelta".

Magnífica esta edición, nada extraño por otra parte, pues es la tónica habitual de los últimos años. A continuación una breve reseña de los cinco documentales que he tenido la oportunidad de ver, todos ellos muy interesantes, ya sea por su contenido o por cuestiones formales.


Salad Days: A Decade of Punk In Washington, DC


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Wishing for the days
When I first wore this suit
Baby has grown older,
It's no longer cute
Too many voices
They've made me mute
Baby has grown ugly,
It's no longer cute

Sabor agridulce con este documental: de un movimiento y de personajes tan interesantes como Ian McKaye o Henry Rollins la expectativa era un film explosivo, pero no. Está bien, pero una estructura muy canónica de imágenes de archivo + testimoniales (esperaba algo más innovador) y una narrativa a veces un poco confusa lastran un poco el resultado final.

Aún así, la película dibuja un retrato bastante inteligible de la escena, haciendo hincapié en la creatividad, el DIY y la efervescencia de ese momento y ese lugar, sin eludir sus aspectos más polémicos, como la violencia, el machismo y toda la controversia generada alrededor del Straight Edge.

Lo mejor del documental es, sin duda, su archivo de imágenes en un expresivo blanco y negro: las instantáneas de Jim Saah (que ejerce también como director de fotografía), algunas de ellas impresionantes, son el mejor testimonio de esa época.


Mr. Dynamite: The Rise of James Brown



Yo no podía soñar con otra cosa que no fuera ser un obrero, es lo que era mi padre, lo que veía a mi alrededor. Yo soñaba con poder comer.

Eléctrico film de excelente montaje, con momentos francamente divertidos (la anécdota relacionada con Little Richard es de traca) y ritmo contagioso, imposible estarse quieto, como era de prever. Tal y como anuncia el título, es un repaso a la vida y carrera de James Brown, desde la niñez y hasta sus inicios con un Soul/R&B de corte clásico, pasando por la transición hacia el Funk y un sonido más moderno, y acabando en los años 70, "época del bigote" la llaman en la película, que marcan el inicio de su decadencia.

"Mr. Dynamite" confirma lo que ya era más o menos sabido: su capacidad de trabajo, su talento natural e instinto para los arreglos de metal (virtud compartida con Otis Redding) y su determinación; como conocidas eran también su legendaria tacañería, el despotismo con el que trataba a sus músicos y su desconfianza hacia la humanidad en general. En este sentido, el documental es muy equilibrado: luces y sombras andan más o menos a la par, aunque uno no puede dejar de estremecerse oyendo contar a Maceo y Melvin Parker (batería y saxo de la formación clásica de JB) una siniestra anécdota, con pistola de por medio, que no deja en muy buen lugar a Mr. Brown.

Aparte del montaje, otro aspecto muy atractivo de la película tiene que ver propiamente con la música: la diferencia entre el "1" y el "2" (si ven la película lo entenderán), los distintos estilos de batería que convivían en la banda y cómo se complementaban entre sí o algunos trucos que utilizaban tanto en el estudio como a la hora de componer.

Destacar también la calidad de los testimoniales: Mick Jagger (que últimamente se apunta a todas), Pee Wee Ellis, Fred Wesley, Chuck D (Public Enemy), Bootsy y Catfish Collins o los hermanos Parker.

Si tuviera que ponerle un único pero es el poco tiempo que se dedica a la influencia ejercida en artistas posteriores, como Michael Jackson, Prince o las bandas de Hip-Hop, apenas 3-4 minutos, que no alcanzan para poner de manifiesto el enorme peso específico que ha tenido James Brown en buena parte de la música negra que se hizo a partir de los años 70.


The Ecstasy of Wilko Johnson



No hay cosa que no puedas hacer cuando sabes que vas a morir

El documental ganador de esta edición 2015 lo firma el siempre heterodoxo Julien Temple que, aquí realiza un trabajo francamente brillante. Íntimo amigo de Wilko desde el rodaje de "Oil City Confidential", cuando el guitarrista se enteró de que le quedaban pocos meses de vida, le propuso al realizador que filmara sus conversaciones a modo de testamento vital, sin intención alguna de realizar una película. Un caprichoso giro del destino, que no desvelaremos aquí, hizo que estas charlas se convirtieran finalmente en un documental.

¿Qué se siente cuando a alguien le diagnostican un cáncer terminal? ¿Cómo se afronta el poco tiempo que a uno le queda? A partir de esta premisa y utilizando como Leitmotiv la poderosa, y ya icónica, imagen de la parca jugando al ajedrez con su víctima que Bergman inmortalizó en el "Séptimo Sello", Temple crea una conmovedora, preciosista y visualmente cuidadísima reflexión sobre la vida y la muerte.

Para ello, crea un hilo argumental paralelo al de la película "A Matter of Life and Death", un clásico del cine británico de los años cuarenta protagonizado por David Niven, para desarrollar una historia en la que va intercalando una riquísima, a veces apabullante, colección de referencias cinematográficas ("Nosferatu", "Simón del Desierto", "La Bella y la Bestia"...), artísticas (Doré, William Blake...) y literarias (Shakespeare, Milton, Wordsworth...).

De entrada podría parecer un planteamiento muy pretencioso, pero da la casualidad de que Wilko, que ejerció un tiempo de profesor, es un personaje casi renacentista (quién lo diría), amante de la literatura, la cultura clásica y la astronomía. El propio Temple dice de él que en una conversación normal es capaz de intercalar citas literarias o partes de poemas: "Si no lo conoces parece realmente un loco". Lo cierto es que, viendo el resultado final, fue una acertadísima idea.

Y Wilko Johnson da mucho juego como personaje: su talante y peculiar sentido del humor, sus inquietudes culturales, sus reflexiones, algunas de ellas sorprendentes para alguien que está al borde de la muerte, y sus vivencias hacen que uno llegue a identificarse completamente con él.

Si a todo ello le añadimos algunas escenas francamente emocionantes, cómo cuando recuerda a su mujer, que murió también de cáncer hace unos años, o las imágenes de su último concierto en Japón, tocando "Bye Bye Johnny" para cerrar su actuación y el ingenuo frikismo de los japoneses luciendo en todo su esplendor, nos queda una película que trasciende cualquier género para convertirse en una auténtica lección de vida.


The Jam: About the Young Idea



No se puede ser Punk con 40 años, pero sí puedes ser Mod con 50 ó 60, es algo atemporal.

Otro interesante documental, también de formato muy clásico, que narra la historia de la mítica banda británica desde sus inicios hasta su separación, motivada por la interminable dinámica disco-gira-disco-gira, su estrecho horizonte (era una banda muy british, difícil de entender fuera de su contexto) y la necesidad de buscar nuevos retos artísticos.

El aspecto novedoso es que en este caso los testimoniales no son solo los típicos relacionados directamente con el grupo, sino que se incluyen las reflexiones de fans de The Jam, algunos ilustres, como el actor Martin Freeman (Bilbo Bolson en "El Hobbit") y otros anónimos, como la fan japonesa que viajó a Londres para verlos y se quedó para siempre, que cuentan cómo influyó en sus vidas la música del grupo. Este inteligente planteamiento permite ver las cosas desde el otro lado, ya no solo desde la perspectiva del artista sino desde la percepción del fan y sus sentimientos respecto al grupo.

Además de poder ver cómo se las gastaban The Jam en directo, que en tomas de canciones como "In The City", "A Town Called Malice" o "Going Underground" demostraban un poderío y consistencia tremendos, el documental dibuja al mismo tiempo un certero fresco sobre las últimas décadas de la historia británica. The Jam siempre fueron una banda muy de clase obrera y muy política, la explicación de como surgió la canción "The Eaton Rifles" es una buena muestra de ello, y su música y sus letras son un un buen reflejo de la evolución cultural (el Pub Rock, la explosión del Punk y el movimiento Mod, el surgimiento de la New Wave...) y política (el Thatcherismo, la crisis económica e industrial) en el Reino Unido.

Imprescindible para fans de la banda y amantes de la cultura Mod y la música británica.


Janis: Little Girl Blue



Janis siempre decía que cantar en directo era como hacer el amor. Pero eso es una ilusión: el concierto se termina, los fans se van a su casa y tú te quedas a solas contigo mismo.

"Janis" ha sido la película con el que se ha clausurado el festival. Pese a que anteriormente ya se había realizado alguna obra sobre ella, como el documental "Janis Slept Here" (1994) o el biopic "La Rosa" (protagonizado por Bette Middler), este es el film definitivo sobre su legendaria figura.

Larga y bastante densa, la película narra su vida con todo lujo de detalles, desde su infancia en Port Arthur (Texas) hasta su ascenso a la fama a partir del Festival de Monterey. La narración refleja perfectamente las dos caras de la cantante: por un lado su desparpajo personal, su talento natural para cantar, su aparente dureza; por el otro su extrema fragilidad y su necesidad constante de atención y aceptación, acentuada por el acoso que sufrió de adolescente en la escuela y en la universidad.

Lo cierto es que la perspectiva sobre su figura es muy completa y los testimonios abundantes: hermanos, amigos de la infancia, miembros de Big Brother y Grateful Dead, amantes, entre ellos un sorprendente Dick Cavett, el presentador de TV con quién siempre se especuló que tuvo un romance, que él mismo se encarga de confirmar de manera muy elegante. Sus adicciones e inestabilidad emocional están muy presentes en casi todos los testimonios, como no podía ser de otra manera.

Pero todo eso carece de importancia cuando la vemos en el escenario: es difícil que no se te erice la piel cuando la vemos desgañitarse y desnudarse emocionalmente; cuando la cámara enfoca su rostro en primer plano mientras canta "Tell Mama", "Ball and Chain" o "Cry Baby"; o sus míticos conciertos en Monterey o Woodstock, un auténtico tour de force de una bestia escénica como ha habido pocas.

Aunque la auténtica Janis quizá se encuentra en las imágenes que aparecen en la película del documental nunca terminado de D.A. Pennebaker o en las secuencias de otro documental, "Festival Express": en el estudio grabando, bromeando con su descaro habitual, rodeada de músicos, cantando con su guitarra, en su salsa.

Un personaje inmortal.


martes, 8 de septiembre de 2015

Donnie Vie & Baz Francis. Sala Rocksound, 06/09/2015


La etiqueta "artista maldito" parece hecha a medida para Donnie Vie: un compositor de indudable talento e impresionante sensibilidad Pop cuya grandeza artística es inversamente proporcional al escaso tino con el que ha llevado su trayectoria profesional y personal; una mezcla de dejadez, mala suerte y excesos de todo tipo.

Vie tuvo sus cinco minutos de gloria con Enuff Z'Enuff, la banda que formó junto con el bajista Chip Z'Nuff, un poco los perros verdes del Glam Metal, de moderado éxito comercial pero con status de grupo de culto gracias a un puñado de temas excelentes.

Tras varios años de idas y venidas de la banda y de desencuentros con Chip, Vie se lanzó en solitario, con similares resultados: buenos discos, quizá un tanto irregulares, de nula repercusión pero siempre con 4 ó 5 joyas que valían su peso en oro.




Tras una época virtualmente desaparecido, Vie volvió en 2012 con un disco excelente, "Wrapped Around My Middle Finger", y el año pasado publicó "The White Album", un disco doble, con bastantes altibajos, en el que mezclaba retales, outtakes y temas discretos con canciones excelentes.

Con la inestimable ayuda de Baz Francis, cuyo proyecto musical, Magic Eight Ball, merece mucho la pena, Vie se ha embarcado en una mini-gira europea que ha pasado por Barcelona.

A pesar de que su errática trayectoria no invitaba al optimismo lo cierto es Vie está en buena forma, de buen humor y nos regaló un concierto magnífico. Permanente arropado por Francis, que abrió la noche demostrando ser un soberbio cantante y compositor, entre los dos sacaron adelante un concierto que tuvo grandísimos momentos.




Destacaron los temas de Enuff Z'Enuff, como los clásicos "New Thing", "Fly High Michelle" (coreada con entusiasmo por toda la sala), una impresionante "Time to Let You Go" o la menos conocida "How Are You".

De "The White Album" tocaron varios temas, entre ellas, la emotiva "For Your Pleasure" con un Francis estratosférico a los coros y segundas voces, la no menos impresionante "Unforsaken" y "You're My Favourite Thing to Do". De discos anteriores me gustaron especialmente la bonita "Now Ya Know" (de "Wrapped Around My Little Finger") y "Spider Web", de "Just Enough".

Cerró el concierto con "Imagine", de John Lennon, tema quizá excesivamente sobado pero del que Vie hizo una extraordinaria interpretación, únicamente voz y piano, premiada con una espectacular ovación del escaso pero muy entusiasta, público.

Hará bien Vie manteniéndose a la vera de Baz Francis: no sé si le va a llegar para enderezar su carrera, quizá ya sea un poco tarde, pero no se me ocurre mejor partner que él: buenísimo cantante, de voz cálida y llena de sentimiento, que comparte con Vie un sentido compositivo común, muy orientada al Power Pop. Juntos conforman un dúo magnífico, con química y feeling, capaz, como anoche, de poner los pelos de punta.

viernes, 1 de mayo de 2015

Pixar: 25 años de animación


Una película es un contrato entre el director y el público: el director ofrece un mundo imaginario y el público interpreta esta creación. Con el porcentaje adecuado de realismo, un filme resulta perfectamente creíble, y esa verosimilitud depende de la aplicación coherente de las reglas de ese mundo fílmico. Para crearlas, los realizadores de Pixar empiezan documentándose y se concentran en lugares, objetos y fenómenos del mundo real. Luego destilan esa amplia colección de datos para obtener unos principios primordiales que darán forma a su creación. El resultado es un mundo nuevo y, a la vez, reconocible, ficticio pero intuitivamente real.


El secreto de Pixar no tiene mucho secreto, valga la paradoja; el propio John Lasseter, el alma creativa de los estudios, afirma que cualquier película de Pixar se basa en tres elementos esenciales: el personaje, el mundo y la historia. Justamente en torno a estos tres pilares se basa la espectacular exposición que celebra los 25 primeros años de Pixar (recoge material desde 1986 hasta 2011) y que podrá verse en el CaixaForum de Barcelona hasta el 3 de mayo.

Una película de animación es una tarea titánica, que puede llevar años de trabajo y en la que intervienen multitud de profesionales de diferentes campos: documentación, storyboard, diseño de personajes, creación de modelos, coloreado, elaboración de de texturas, iluminación, animación... La exposición nos guía a través de los diferentes procesos que se llevan a cabo, desde los primeros bocetos hasta el producto definitivo. Se recogen hasta cuatrocientas piezas, entre dibujos, maquetas y otros elementos.

Aquí tenemos, por ejemplo, el Storyboard de la inolvidable escena, cuatro minutos, sin diálogo, únicamente música e imágenes, que narra la vida en común de Carl y Ellie en "Up", desde su boda hasta la muerte de ella.














La exposición muestra también diversos "Colorscript", que vendría a ser el guión o la pauta de color de diferentes escenas, de tal manera que se conserve la coherencia y se pueda hacer énfasis en los aspectos emocionales vinculados a determinado color y/o iluminación, como en esta sucesión de escenas de "Toy Story 3".



Decidir el aspecto final que tendrá un personaje no es tarea fácil: se realizan multitud de bocetos y pruebas hasta conseguir un resultado convincente. Aquí tenemos una serie de diseños con una versión primigenia de Sully, de "Monstruos S.A.":


Una vez escogida la versión definitiva del personaje, en el que se tienen en cuentas hasta los más mínimos detalles, hay que hacer un modelo en arcilla, que se digitaliza para posteriormente animarlo y darle el color y la textura correspondientes, como es el caso del oso Lotso, de "Toy Story 3":





Aunque posiblemente la parte más impresionante de la exposición sea "Artscape", una instalación en la que, a partir de diferentes bocetos, dibujos y animaciones, se crea una experiencia de animación tridimensional realmente asombrosa.

Una exposición preciosa e imprescindible para Fans de Pixar y del cine de animación y para cualquier interesado en disciplinas como el dibujo, el diseño o la animación digital.



martes, 7 de abril de 2015

Estrategias sobrenaturales para montar un grupo de Rock






















Generalmente se considera que hay que buscar los extraños y terribles orígenes del grupo de Rock en los músicos de blues y en dicho género musical... pero el verdadero origen del grupo tal como lo conocemos y desde el punto de vista del modelo de organización, es la pandilla urbana. El sistema de valores del grupo, su naturaleza elitista y la sensación de encontrarse "fuera de la ley", su desdén por la sociedad en general y su odio hacia las figuras de autoridad tienen su origen en la herencia de la delincuencia juvenil.


Con un irónico título, imitando los típicos volúmenes de autoayuda que tanto abundan en las librerías de los aeropuertos, este libro de Ian Svenonius, gurú del Rock Underground, es un ingenioso ensayo sobre el Rock.

Con dos partes muy diferenciadas, la primera describe una sesión de espiritismo, en la que los ectoplasmas de Brian Jones, Richard Berry, Mary Wells y Paul McCartney acceden a ser entrevistados para repasar los orígenes del Rock y responder las grandes preguntas:

¿Qué es el Rock?

¿Por qué montar un grupo?

¿Que hay que hacer para conseguir la fama? ¿Y para perdurar?

¿Por qué fueron los británicos los que consiguieron colonizar y dominar el Rock'n Roll si originalmente provenía de EE.UU?

A partir de las enseñanzas de las celebrities difuntas, y con la intención de llevarlas a la práctica, en la segunda parte Svenonius entra en materia. Con la excusa de repasar todos los elementos clave que un grupo ha de tener en cuenta (el nombre, los componentes, los objetivos, la discográfica, las drogas, el productor, la grabación...), se marca un resultón texto, mezcla de sociología, crítica política y referencias a la historia del Rock, sobre las grandezas y las miserias de pertenecer a una banda.

El amigo Svenonius, conocido también por su rol de agitador cultural, militante izquierdoso y crítico feroz del rock "corporativo", puede presumir de pluma afilada y de ser un hábil generador de párrafos lapidarios e irónicos, en los que no deja títere con cabeza. Sus víctimas preferidas: músicos, críticos, directivos discográficos y, especialmente, todo lo relacionado con la política norteamericana.

Veamos unos cuantos:

La fotografía como presentación

El consejo de ministros de Bush solía posar en las fotos como si fuera una banda estilo Monkees. Esas fotografías con los sujetos vestidos de manera informal, andando y riendo, eran sin duda el retrato de una banda y, concretamente de una banda de Rock. No cuesta mucho imaginar qué instrumento tocaba cada uno. Bush, elegido por su aire campechano, es el cantante... Y Don Rumsfeld es el batería clásico: un showman idiota y megalómano, que rabia de resentimiento por no poder ser la estrella.

El nombre del grupo

El nombre se te tiene que aparecer en sueños o en una revelación. No obstante, existen una serie de estrategias efectivas para generar nombres, entre ellas provocarse fiebre, comer moho, el autoestrangulamiento, consumir ayahuasca o la enajenación transitoria.

Práctica y ensayos

Si tu banda dispone de una ideología sólida, es consciente de sus implicaciones y de su presentación estética, y está comprometida con la causa, será casi invencible. No es nada fácil alcanzar esa confianza en el mundo indiferente, cínico, intelectualmente paralizado, narcisista, pornohólico y postideológico en el que nos ha tocado vivir, pero aún así es posible alcanzarlo mediante autohipnosis o recurriendo a una especie de método Stanislavski.

Grabar

La "sensación" que transmite una banda es, a corto plazo, un ingrediente crucial para explicar la simpatía que despierta, si bien ese puede ser un elemento difícil de evaluar para audiencias futuras. Al oír la leyenda de una banda como la Velvet Underground, a la que el filisteo público de su época rechazó, uno no puede dejar de percibir una cierta presunción en sus entusiastas actuales, que sacan pecho orgullosamente por ser más adelantados, listos y entendidos que los contemporáneos de la banda... Es posible que las bandas que fracasaron en su propia época a pesar de grabar canciones pegadizas, llevar gafas molonas y cuellos de cisne, y de gozar de buenos contactos, transmitieran una mala "sensación" a la audiencia.

Sexo

A medida que las bandas intentaban superarse las unas a las otras con afectaciones byronescas y trapos cada vez más femeninos, la industria musical, formada por una panda de mafiosos, picapleitos y retrasados mentales, decidió que había llegado el momento de tomar cartas en el asunto. De ahí la eclosión de las groupies, chicas obedientes, dispuestas a entregarse sexualmente y sin escrúpulos, desprovistas de abogados y tan vacías que uno podía explotarlas sin remordimientos: la fantasía de póster central de cualquier chico adolescente.

El libro resulta de lo más entretenido y, además, contiene reflexiones interesantes sobre cuestiones como las drogas, las mujeres en el Rock, la "corporativización" de la música y el propio sentido de estar en una banda. Como afirma en uno de las últimas frases del libro, una banda de rock

no debe ser algo respetable, ni burgués, ni prestigioso. Si pretende conservar un mínimo de poder o de capacidad de amenaza, su estatus debe oscilar entre los del vagabundo, el profeta maldito, el golfo de la calle y la prostituta.

Así sea.




sábado, 21 de marzo de 2015

Capa caída, un sorprendente Mockumentary





















"Capa Caída" es un proyecto cinematográfico de Santi Alvarado (dirección y guión) y Ramón Salas (guión) que se presentó en el Festival de Sitges 2013 y que obtuvo el premio a la mejor película de la sección "Noves Visions Emergents". Tras un largo periplo por diferentes festivales (C-Fem, Mórbido Film Fest, Zinema Zombie Fest...) en el que ha recogido diferentes galardones, finalmente ayer se estrenó comercialmente en los Cinemes Girona de Barcelona (en los que permanecera durante unos días), y está previsto que próximamente lo haga en Madrid.

Se trata de una propuesta completamente sui generis, fresca, sorprendente y, lo más meritorio de todo, 100% independiente y autoproducida. Si metiéramos en una coctelera a "Los increíbles", "Torrente" y "Big Man Japan", con unas gotas del comic "Marvels" y le diéramos un formato de falso documental, lo que saldría sería algo muy parecido a "Capa Caída".

La película cuenta la historia de Magno, el superhéroe español natural de Montijo (Badajoz), caído en desgracia tras un turbio escándalo, nunca aclarado, de abuso de menores, que acaba trabajando de frutero. A pesar de su frustración vital, que lo empuja a la adicción al limpiacristales, y sus tendencias suicidas, quizá el destino le reserve una oportunidad de redimirse.

Es un film gamberro y muy divertido, que cuenta con algunos gags extraordinarios (la II Guerra Mundial, la entrevista con Little Prodigio, la lucha contra la invasión extraterrestre, los espots publicitarios, la escena en casa del traficante de drogas...) y un colosal y absolutamente creible Juanjo Pardo (Magno) en un papel muy complicado en el que hubiera sido muy fácil caer en el ridículo. Otros personajes destacados son Josep Seguí (Doctor Subterráneo), Carles Velat (el alcalde de Montijo) y Carlos Fernández Peña (el impagable Dr. Jaume Podorowsky).

A pesar de sus pequeños defectos (tiene algún bajón de ritmo y quizá le sobran diez minutos), absolutamente lógicos tratándose de una opera prima de presupuesto muy limitado, es un film 100% honesto y coherente con su propuesta y rodado con un desparpajo, sentido del humor y descaro absolutamente envidiables.

No se la pierdan, de verdad que vale la pena y un equipo que ha sido capaz de diseñar, rodar y culminar con éxito un proyecto de esta naturaleza, merece todo el apoyo del mundo.





miércoles, 18 de marzo de 2015

El desván (III): "Message to the World" - The Gorillas



Este es el primer y único álbum que publicaron los Gorillas (originalmente llamados Hammersmith Gorillas), un disco muy interesante pero que pasó prácticamente desapercibido en su momento.

Los Gorillas estaban liderados por Jesse Hector, un frontman carismático, con aura, de esos que no abundan. Hector era un músico experimentado, que había tocado en multitud de bandas durante los años 60 (Tle Clique, Helter Skelter, etc.), hasta que en 1971 formó The Hammersmith Gorillas junto al bajista Alan Butler y el batería Gary Anderson.

Tras publicar algunos singles y habiéndose pateado durante años el circuito londinense de Pubs, en el que eran muy apreciados por sus incendiarios directos, en 1978 y a rebufo de la revolución de los imperdibles, se editó "Message to the World", un disco de 10 temas que, sin ser Punk en sentido estricto, era lo suficientemente energético como para encajar en esa escena.




Lo cierto es que el disco no acabó de funcionar a nivel comercial, quizá a causa de su carácter heterogéneo y a una mezcla de palos e influencias (Pub Rock, Garage, Rock Clásico, Punk, Glam y Psicodelia) que no consiguió enganchar a un público concreto. Se comenta también que el el disco no hacía justicia al energético directo de los Gorillas ni al carisma desbordante de Hector, toda una Rock Star. Toda una paradoja que uno de los artistas que más contribuyó a la escena Punk se viera finalmente apartado de ella.

Los Gorillas continuaron con sus actuaciones en directo hasta que la muerte de Alan Butler acabó provocando la disolución de la banda a principios de los 80. A pesar de que Hector continuó su carrera en solitario y arrasando allá donde actuaba, no alcanzó el éxito que se le auguraba y acabó convirtiéndose en uno de los secretos mejor guardados del Rock británico.

Hoy en día trabaja limpiando oficinas y recientemente se ha rodado un documental, "A Message to the World" que reivindica su legado e indiscutible influencia en la música británica de la década de los 70.



viernes, 27 de febrero de 2015

Looking for Johnny. The Legend of Johnny Thunders


Él solía decir, y lo decía de verdad, que no quería envejecer. No quería ser un viejo, quería morir antes de envejecer. No se lo podía imaginar, lo veía casi como una humillación.


Casi 15 años después de su muerte, Johnny Thunders mantiene esa aureola mítica e inusual carisma que muy pocos artistas poseen. Adicto durante casi toda su vida, Outsider por vocación, prácticamente desconocido para el gran público, pero músico influyente como pocos (el Glam y el Punk le deben mucho), guitarrista muy personal y gran compositor. Un artista con talento, a menudo ensombrecido (o puede que amplificado también) por su comportamiento caótico e imprevisible y errática carrera: una figura de culto de manual.

Fascinado por Thunders desde muy joven, el cineasta español Danny García (que dirigió también "The Rise and the Fall of The Clash") decidió llevar a cabo el documental definitivo sobre su figura. Para ello invirtió casi dos años recopilando material y haciendo entrevistas con personas cercanas a Thunders. Parte de este proceso se puede ver en el blog del director: "A Spaniard In The Workz'".

El resultado es un film muy canónico, que sigue el esquema clásico de imágenes de archivo y testimonios de personajes del mundo de la farándula neyorkina como Marcia Resnick, Bob Gruen o Lee Black Childers y ex-managers como Marty Thau o Malcolm McLaren. También un nutrido grupo de músicos: Lenny Kaye, Richard Lloyd, Sylvain Sylvain, Sammy Yaffa, Stevie Klasson o un brutalmente envejecido (murió poco después, de hecho) Billy Rath.

La gran virtud de la película es su estructura lineal y cronológica, que traza de manera muy comprensible y con bastante detalle la trayectoria de Thunders: sus inicios con los NY Dolls, su carrera, llena de idas y venidas, con los Heartbreakers, su aventura en Gang War con Wayne Kramer, sus discos en solitario y el proyecto con los Oddballs que, por lo visto y oído en el DVD, tuvo que ser una banda de lo más interesante en directo.

Su vida personal también se aborda de manera bastante amplia, sin rehuir todo lo relacionado con las drogas (es prácticamente imposible disociarlas de Thunders, formaban un todo) pero evitando caer en los detalles morbosos y el amarillismo, tan habituales en los documentales de Rock, y haciendo hincapié en otros aspectos (su vida familiar, sus apariciones en películas, etc.) más desconocidos.

El material de archivo es bastante abundante, aunque en su mayor parte poco novedoso. Destacan los casi 40 temas que suenan (aunque no íntegros, impresionantes las versiones acústicas), las imágenes, inéditas creo, con los NY Dolls (a día de hoy su Look sigue siendo fabuloso), fragmentos de entrevistas con Thunders, algunos videos con los Oddballs, con Stevie Klasson en la banda, y una incendiaria toma de "All By Myself" de un concierto en Francia en 1984 en el que un Thunders de aspecto frágil y enfermizo, pero magnetismo indiscutible, es capaz de erizarte los pelos con un simple riff de rock sucio, como un Chuck Berry con cresta, marca de la casa.

No sé si se este documental es "la gran historia de Johnny Thunders", no aporta muchas novedades sobre lo ya sabido, pero es el complemente perfecto del libro "In Cold Blood" de Nina Antonia (que aparece también en la película), la biografía oficial de Johnny Thunders, una biblia repleta de datos, fotografías y anécdotas. Juntos conforman el pack, este sí definitivo, sobre una de las figuras más controvertidas y fascinantes del Rock'n Roll.





domingo, 22 de febrero de 2015

The Afghan Whigs. Sala Apolo, 21/02/2015


























Las reunificaciones de grupos legendarios suelen dar un poco de miedo, uno nunca sabe a qué carta quedarse: ¿Dinero? ¿Alimento para la nostalgia de los fans? ¿Inquietudes artísticas/todavía tenemos cosas que decir? Las dos primeras suelen ser las más frecuentes, por desgracia. Por eso, cuando se anunció la vuelta de los Afghan Whigs, uno se esperaba lo peor aunque, si tenemos en cuenta su status de grupo de culto, supongo que sus expectativas económicas tampoco pasaban por montarse en el dólar. Por otro lado, el hecho de que Greg Dulli, un culo inquieto, hubiera estado trabajando en diversos proyectos, tanto en solitario como con los Gutter Twins y los Twilight Singers hacía albergar esperanzas de que, efectivamente, todavía tenía cosas que decir en el seno de su banda de toda la vida.

Su regreso a los escenarios fue con nota, como demostraron en su, corto pero intenso, concierto en el Primavera Sound 2012 y las buenas críticas generales de su gira por USA y Europa. El segundo paso fue meterse en el estudio, con la mala noticia de la baja del guitarrista Rick McCollum, sin duda el alma mater, junto con Dulli, del sonido Afghan Whigs. Pese a ello, "Do the Beast" es un más que notable disco de retorno. Sin ser superior a sus obras maestras como "Black Love" o "Gentlemen", mantiene las constantes de sus trabajos anteriores (intensidad emocional, poso soul, guitarras afiladas...) con un sonido más "moderno" en forma de arreglos electrónicos.

El último, y decisivo, paso era defender las nuevas canciones en directo. Visto lo visto anoche, ya podemos decir que el retorno de los Whigs ha sido realmente a lo grande: prescindiendo de ejercicios de nostalgia, Dulli & Co. pusieron toda la carne en el asador y metieron hasta ocho canciones de "Do the Beast" en el set. Resultado: salieron a hombros y por la puerta grande.


Para empezar, tres temas nuevos: "Parket Outside", "Matamoros" y "The Lottery". Desde luego, si alguien tenía dudas de cómo iban a encajar las canciones del nuevo disco, se disiparon en ese mismo instante: Dulli perfecto de voz, un sonido "grande", con tres guitarras sonando a la vez durante la mayor parte del concierto. Grande y alto, pero inusualmente nítido (pocas veces he visto sonar tan sumamente bien Apolo), con todos y cada uno de los arreglos perfectamente audibles en todo momento.

A partir de ahí momentos álgidos para parar un tren: "Somethin' Hot" sonando como un tiro; "Debonair", "Algiers" y "Royal Cream" prácticamente empalmadas y que fueron (perdón por el obvio juego de palabras) pura crema; bestiales "It Kills" y "My Enemy", como también lo fue "Son of the South", en el que intercalaron parte de "Roadhouse Blues" de los Doors; estratosférica "Gentleman" y momentos de piel de gallina en "Can Rova" y "Lost in the Woods", con Dulli en plan Crooner y luciéndose con el falsete.



Lo de los bises con "Summer Kiss"y, sobre todo, una enorme "Faded" que encogía el alma, fue el colofón de un grandioso, fantástico, intenso concierto de más de dos horas.

Poco más queda por decir: Dulli cantando mejor que en sus mejores tiempos; muy bien los guitarras Dave Rosser y John Skibic y enorme el multiinstrumentista Rick Nelson, con sus intervenciones a las cuerdas, piano y teclados, añadiendo matices (tan importantes en esta banda) a todas las canciones.

Pocas veces el retorno de una banda ha tenido tanto sentido como en el caso de Afghan Whigs: un disco estupendo, músicos en plena forma, conciertos largos e intensos, la banda muy metida, dándolo todo. Yo no llegué a verlos en los 90 pero me extrañaría que fueran mejores de lo que demostraron anoche.

Inmensos. Candidato desde ya a concierto del año.




lunes, 19 de enero de 2015

La historia del Rock and Roll en 10 canciones























Algo que te enseñan los viejos discos de blues es que incluso personas con habilidades muy limitadas pueden tocar música muy personal, distintiva y atractiva, que no tiene nada que ver con su dominio de la técnica. Era su arte. Era su sentimiento


Interesante la última obra del gurú Greil Marcus, autor de libros como "Mistery Train" o "Rastros de Carmín", obras de referencia de la cultura Pop, alabadas y denostadas casi a partes iguales. Uno de los defectos de Marcus es que muy a menudo se va por las ramas, se regodea en pajas mentales o puede resultar excesivamente erudito o, incluso, snob, pretendiendo sacar de dónde no hay. Al mismo tiempo tiene, también, grandes virtudes, como son su olfato para encontrar conexiones, aparentemente, imposibles y, sobre todo, una gran habilidad para contar historias y fabular sobre la música y los músicos, como si realmente hubiera estado allí en el momento en el que se compuso una gran canción.

En este caso, su particular historia del Rock'n Roll  se vehicula a través de una selección de canciones harto discutible, como no podía ser de otra manera: mayoría de temas de las décadas de los 50 y 60 excepto "Shake Some Action" (1976), "Transmission" (1979), "Money Changes Everything" (1978) y "Guitar Drag" (2000) cuya inclusión no me acaba de encajar con el resto y que, me atrevería a decir, parece más una boutade de Marcus.

Siguiendo una técnica similar a la que usó en "Rastros de Carmín", Marcus va tejiendo un hilo narrativo, empezando unas veces por el principio y otras por el final, que une la canción original con sus posteriores versiones, añadiéndole referentes diversos por el camino que enriquecen el viaje: Beyoncé-Etta James-Arlene Smith-George Goldner (productor) en el caso de "All I Could Do Is Cry" o Lou Reed-Doc Pomus-The Drifters-The Rolling Stones para "This Magic Moment".

Reincidiendo en los defectos y virtudes comentadas más arriba, el libro presenta fragmentos muy atractivos y emocionantes, como los dedicados a Joy Division,  Etta James, Buddy Holly o su sentido homenaje a Amy Winehouse en "To Know Him Is To Love Him". Por contra también peca de capítulos anodinos, como en el caso del corto y desangelado "Shake Some Action" (una canción tan cojonuda merecía algo más de chicha) o la ya mencionada "Guitar Drag". Hallazgos y pífias que también se combinan en el mismo capítulo, como en la historia del posible encuentro entre Robert Johnson (el legendario Bluesman) y el presidente Obama: una brillante idea "Se non è vero, è ben trovato" pero que no acaba de culminar con brillantez.

Aunque quizá no acaba de rematar su tesis, "La historia del Rock and Roll en 10 canciones" es, con sus pros y contras, un libro muy disfrutable.

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