martes, 19 de agosto de 2014

El desván (II): The Faces - "Real Good Time"



































Este es el post número 100 del blog. Para celebrar tan magno acontecimiento hoy comentaremos un disco de la que, para mí, es una de las bandas definitivas de la historia del Rock: los Faces de Rod Stewart, el Rock'n Roll personificado.

"Real Good Time" es un disco publicado en 1989 por Swingin' Pig Records, un sello alemán especializado en editar bootlegs de buena calidad y que alcanzó mucho prestigio durante la década de los 80 y principios de los 90, sobre todo debido al lanzamiento de grabaciones de Rolling Stones y Beatles. En 1996 cesó su actividad a causa de problemas legales.

A pesar de que en los créditos del disco figura, erróneamente, que se trata de un concierto de 1974 en Detroit, en realidad la grabación se corresponde a un show de la King Biscuit Flower Hour de marzo de 1975 en San Bernardino. Esta edición no recoge el show al completo (faltan un par de canciones respecto al concierto original) pero permite hacerse una idea de como sonaba la banda en vivo. Se comenta que esta es una de sus mejores grabaciones en directo pues, pese a su fama de ser algo deslavazados, aquí suenan especialmente compactos.

La verdad es que es un trabajo excelente y con muy buen sonido, con la voz, el piano y la guitarra en primerísimo plano en detrimento de la base rítmica, que queda un poco relegada.

El disco se inicia con "(I Know) I'm Losing You", con el rajo soul de Rod Stewart a todo trapo, especialmente patente en la segunda canción, el excelente cover de "Bring it on Home to Me" (en el que introducen también un breve interludio con "You Send Me") de Sam Cooke.

"Sweet Little Rock'n Roller" (de Chuck Berry) es uno de los mejores temas del disco, una canción capaz de resucitar a los difuntos, con un Ian McLagan especialmente inspirado al piano.

Destaca también el medley "Stay With Me", "Motherless Child" y "Gasoline Alley" aquí es Ron Wood el que se sale, tirando de punteos vacilones y excelentes slides, demostrando lo buen guitarra que es, aunque a veces pueda no parecerlo. El resto no le va a la zaga y el final del medley es una demostración de poderío instrumental: con McLagan sacando chispas a las teclas, Ronnie con la slide y la contundencia de Kenny Jones en los parches.

Una sentida versión de "Maggie Mae" sirve para relajar el ambiente antes del último tema, un extenso "Twistin' the Night Away", otro cover de Sam Cooke (Rod es de los pocos que pueden enfrentarse a semejante desafío y salir airoso), conducido por las lineas de bajo de Tsetsu Yamauchi y el piano de McLagan que desembocan en un espectacular crescendo.

Los Faces estaban ya en su etapa final como banda: Ronnie Lane había abandonado ya la banda tiempo atrás, Ron Wood estaba a punto de incorporarse a los Stones y las diferencias entre Rod Stewart y el resto del grupo continuaban acentuándose. De hecho ya no grabaron nada más y a finales de 1975 el grupo anunció su separación.

Este "Real Good Time" (toda una declaración de principios), pues, sirve casi como, soberbio, epitafio de uno de los grupos más carismáticos que haya pisado jamás un escenario. Grupo que, por diversos motivos, no llegó a alcanzar todo su potencial y que, quizás por eso mismo, no ha sido valorado en su justa medida.  


Tracklist

1. (I Know) I'm Losing You
2. Bring It On Home To Me
3. Sweet Little Rock 'N' Roller
4. Fly In The Ointment
5. Every Picture Tells A Story
6. Stay With Me
7. Motherless Child
8. Gasoline Alley
9. Maggie Mae
10. Twistin' The Night Away



jueves, 7 de agosto de 2014

Otis Redding - Dreams to Remember





































Otis era un rayo de luz. Su entusiasmo y sus niveles de energía... Te pedía cosas que no sabías que pudieras hacer o que nunca se te hubiesen ocurrido. Fue una gran influencia, con él era todo muy divertido... He trabajado con los mejores pero nunca habrá nadie como Otis.
- Steve Crooper -


"Dreams to Remember, The Legacy of Otis Redding" es un documental dedicado a la figura de uno de los intérpretes y compositores más originales e influyentes del Soul. Conducida por Wayne Jackson y Steve Crooper (trompetista y guitarra respectivamente de los Mar-Keys y de Booker T. and MG's, los legendarios grupos de estudio con los que grababan los artistas del sello Stax), Jim Stewart (productor y co-fundador de Stax) y la viuda de Redding, Zelma, la película narra su, breve, trayectoria, desde sus inicios en su Georgia natal hasta su prematura desaparición, a los 26 años, en un accidente de aviación.

Como tantos otros artistas negros, Redding empezó cantando en la iglesia (era hijo de un pastor), aunque pronto se pasó al R&B, para disgusto de su padre. Habitual de los "Talent Shows" de fin de semana, cuentan que no le dejaron participar más después de haber ganado uno 15 veces seguidas.

La irrupción de Redding en el Show Business ocurrió, casi una constante en la historia de la música, por casualidad: trabajando de chófer para Johnny Jenkins (también formaba parte de su banda, los Pinetoppers), le tocó llevarlo a una sesión en Stax. Una vez ahí no paró de taladrar a Al Jackson (el batería de Booker T.) para que le dejaran cantar una canción. Este, harto ya de la chapa que estaba recibiendo, cuando terminó la sesión le suplicó a Steve Crooper que escuchara al chófer para quitárselo de encima. Crooper accedió, resignado y se sentó al piano a tocar los acordes "de iglesia" que le pidió Redding. El propio Crooper cuenta que se le puso la piel de gallina con esa canción, "These Arms of Mine", y que fue corriendo a avisar a Jim Stewart para que fuera a escucharlo. Ese fue el primer tema que grabó para Stax, en 1962.

El ascenso a la fama de Redding fue lento pero seguro: metido en una dinámica de gira constante, aprovechaba los días libres para acercarse a Stax y grabar nuevos temas con Steve Crooper, convertido ya en su colaborador inseparable. Eso hacía que tuvieran que componer a toda velocidad en una habitación de hotel y a veces no pudieran completar la letra de algunas canciones, como es el caso de "Can't Turn You Loose", un tema casi, involuntariamente, instrumental.

Tanto Crooper como Jackson destacan el talento natural de Redding, un arreglista de metales nato, los cuales colocaba de manera intuitiva siempre en el sitio y momento justo, tarareando las melodías que quería; es el caso de "Fa Fa Fa Fa Fa (Sad Song)", que debe su nombre a las onomatopeyas del cantante dirigiéndose a la sección de metal en el estudio.

Gran improvisador, a veces los músicos tenían dificultades para seguirle en las intros o los finales de canción a causa de su creatividad. Su mujer comenta en un momento del documental que, viendo filmaciones de archivo, veía como tenía dificultades para sincronizar los labios durante los play-back: nunca cantaba una canción de la misma manera. Asimismo, a pesar de ser un grandísimo frontman, Redding no se caracterizaba por ser un gran bailarín, lo que unido a su tamaño (era muy alto), hacía que sus performances en el escenario fueran bastante singulares

Su actuación en el Monterey Pop Festival, en 1967, representó su definitivo ascenso a la fama, su particular conquista del Oeste gracias a un explosivo concierto que le abrió las puertas de las audiencias masivas.



Por desgracia no pudo disfrutar demasiado de ese momento: seis meses después falleció en un accidente de avión mientras se dirigía a un concierto en Wisconsin. Por esos caprichos del destino, poco antes de morir grabó "(Sittin' on) The Dock of the Bay", publicado a principios de 1968, el que sería su primer y último número uno en las listas americanas.

Lo que queda claro en el documental es que Redding, ademas de un artista excepcional, era una bellísima persona: si bien en este tipo de filmes es habitual que los protagonistas queden en muy buen lugar, la actitud de todos los participantes (Crooper, Jackson, su mujer y su hija) y, sobre todo, la de un Jim Stewart al borde del llanto recordando la última vez que lo vio, casi cincuenta años atrás, dejan poco lugar para la duda.

Una película sencilla y emotiva, con material de archivo bastante vistoso y que además incluye un extra donde Crooper y Jackson cuentan detalles de las grabaciones y de algunos trucos que utilizaban durante las sesiones. Un perfecto homenaje a una artista que continúa siendo una referencia musical de primera línea, la mezcla ideal entre la suavidad de Sam Cooke y la rudeza de Little Richard. 





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