martes, 16 de diciembre de 2014

Lo mejor de 2014 (y II)

Segund post dedicado a lo mejor del año, también bastante heterogéndo: debuts destacados, el retorno del añorado Ryan Adams, nuevos discos de culos inquietos como J Mascis (esta vez sin el dinosaurio) o Jack White y artistas semidesconocidos por aquí pero con potencial para gustar, como Chuck Ragan al que tendremos oportunidad de ver en el Azkena Rock Festival 2015.




Lo mejor de 2014 (I)


lunes, 15 de diciembre de 2014

Lo mejor de 2014 (I)

Diciembre, época de listas con "lo mejor de...". 2014 ha sido una buena añada, quizá no ha habido discos descomunales pero sí un puñado de trabajos más que buenos que han contribuido a alegrarnos la vida durante los últimos 12 meses.

A continuación mi top 20 particular, dividido en dos entregas, en el que hay un poco de todo, tanto estilísticamente (Prog, Powerpop, Soul, sonidos setenteros, Garage, Pop, Hard...) como en el tipo de bandas: grupos jóvenes ya bastante consolidadas, poderosos discos de debut, veteranos de vuelta, bandas con recorrido pero casi desconocidas por aquí o proyectos alternativos.






sábado, 6 de diciembre de 2014

Rival Sons. Sala Bikini, 06/12/2014


























Rival Sons aterrizaban en Barcelona con su último disco, "Great Western Valkyrie", proclamado "Album of the Year" por la revista británica Classic Rock, que lleva apostando decididamente por ellos desde la publicación de "Pressure & Time", su segundo trabajo.

Lo cierto es que sus dos primeros discos no me llamaron excesivamente la atención: sonaban bien, tenían un gran cantante, algunos temas resultones pero, personalmente, me parecían el enésimo clon de Led Zeppelin.

Con "GWV" han dado un salto cualitativo importante: Los Zeppelin continúan estando presentes como referencia clara (solo hay que oir el sonido de la batería) pero han ampliado su abanico de influencias (Who, Doors, Psicodelia...) y empiezan a sonar más personales, buscando su propia idiosincrasia como banda.

En su puesta de largo en una (sorprendentemente) abarrotada Bikini cumplieron sobradamente, demostrando ser una banda muy sólida, perfectamente engrasada y con muchas tablas, no en vano llevan casi cinco años girando casi ininterrupidamente, tanto en solitario como de teloneros o actuando en festivales.

Empezaron muy eléctricos, enlazando "You Want To", "Pressure and Time" y "Electric Man", recibida con mucho entusiasmo por el público. Jay Buchanan tiene un chorro de voz que apabulla y demostró ser un frontman bastante rara avis y con una personalidad muy marcada: estilismo peculiar (por no decir directamente discutible), chorrazo de voz y una puesta en escena curiosa, permanentemente como en trance, muy concentrado y poco comunicativo (rozando el ensimismamiento) pero, al mismo tiempo, muy pasional.


"Good Luck", "Secret" y "Good Things" (mi tema prefido de "GWV") fueron las siguientes en caer. A estas alturas Bikini ya estaba a los pies de los Rival Sons, que acabaron de ponerse a la gente en el bolsillo con "Rich and the Poor", coreada por la sala entera y que sonó como un cañón, y la excelente balada "Where I've Been". Scott Holiday demostró ser un guitarra muy solvente: sobrio, poco espectacular, siempre al servicio de la canción, pero con mucha clase y sonando más ácido y bluesy que en disco.


Cerraron la actuación con "Tell Me Something" y "Get What's Coming" y tras unos minutos volvieron para la tanda de bises con uno de sus temas más conocidos, "Open My Eyes", con el batería Michael Miley sonando como la reencarnación de Bonzo Bonham, a la que siguieron una intimista "Sacred Tongue", que enlazaron magistralmente con "Jordan", con un Holiday finísimo y Buchanan cantando como si le fuera la vida en ello. "Keep on Swinging", el tema que abría "Head Down" (su tercer disco) fue el último de un excelente concierto, realmente disfrutable.

No sé si Rival Sons serán "The Next Big Thing" para la escena Rock, la madera está ahí, desde luego, pero es bastante probable que en poco tiempo y con algo de suerte los veamos encabezando festivales. Ojalá que una banda como ellos sean el motor de un relevo generacional que empieza ya a ser urgente.


viernes, 7 de noviembre de 2014

Bigelf. Sala Razzmatazz 3, 06/11/2014



Buen concierto anoche de Bigelf, una banda de culto con una propuesta musical muy atractiva y bastante inclasificable, que combina Doom y Prog con psicodelía, melodías Beatles y armonías vocales al estilo de los Queen. Venían a presentar su último trabajo, "Into the Maelstrom", gran disco, dignísimo sucesor de "Cheat the Gallows" (2008) con el que obtuvieron, aunque modesto, reconocimiento en el mundillo.

Para esta mini gira europea, el carismático Damon Fox, el alma mater del proyecto Bigelf, venía acompañado del no menos carismático Mike Portnoy, que ha grabado las baterías de "Into the Maelstrom", del bajista finés Duffy Snowhill (colaborador de Fox desde hace quince años) y del guitarrista John Wesley, ex-Porcupine Tree.

La verdad es que el Razz 3 se les quedó un poco pequeño y el arsenal de teclados y cachivaches diversos de Fox y el kit de Portnoy ocupaban buena parte del escenario, con lo que Snowhill y Wesley estaban casi arrinconados a derecha e izquierda. Se hubiera agradecido un local más grande pero Bigelf hoy por hoy, pese a su calidad, tienen un poder de convocatoria limitado, es lo que hay.

Empezaron el concierto con "The Evils of Rock'n Roll" y "Madhatter"; buen sonido aunque con algún momento caótico, Damon Fox que no estaba muy fino de voz y Portnoy, cuya pegada es impresionante, con su habitual show de malabarismos con las baquetas.

























Acto seguido empalmaron tres temas seguidos de "Into the Maelstrom": "Hypersleep", una buenísima "Alien Frequency" y "Vertigod", con unos excelentes juegos de voces. A continuación recuperaron "Money Machine", de su primer disco, en la que Baron Fox (el hijo de Damon y batería habitual de la banda) tomó el puesto de Mike Portnoy y la verdad es que no lo hizo nada mal.

Para cuando llegó "Edge of the Oblivion" (uno de los mejores temas de su último disco) ya se había hecho patente que John Wesley, aún siendo un guitarrista notable y de gran finura (con algunos punteos de mucho mérito), quizá no es el más adecuado para los temas más "pesados" y basados en riffs potentes, que necesitan de "agresividad" y potencia. De hecho "Edge...", el tema más esperado para el que suscribe, lamentablemente sonó bastante plana y deslavazada.

Aún así el tramo final del concierto fue bastante espectacular: "ITM", "Money, It's pure evil" y, ya en el bis, "Incredible Time Machine" y "Blackball", que sonaron maravillosamente bien.

Lo dicho, notable concierto de una banda que no se prodiga mucho por aquí (creo que su última visita fue hace casi cinco años) y que merecería mucho más reconocimiento del que tiene. Esperemos que el apoyo de Mike Portnoy, a quien hay que agradecerle que se haya embarcado en este proyecto para tocar en clubes pequeños, les sirva de impulso: pocas bandas se me ocurren que lo merezcan más que ellos.



lunes, 3 de noviembre de 2014

Festival Beefeater In-Edit 2014 (y II)



Perfecto cierre del In-Edit 2014, con tres documentales de diferente formato pero, cada uno en su estilo, igualmente brillantes.


Broken Song


Es un gran contraste, ver lo positivo y lo negativo de pequeño. Las luces y las sombras de la vida ¿sabes? Y tienes que escoger. Toda persona tiene conciencia para tomar su decisión, buena o mala.

La mezcla perfecta entre "The Commitments", un episodio de "Hermano Mayor" y cualquier película de Ken Loach. El Hip-Hop como el clavo ardiendo al que se agarran unos adolescentes que viven en un barrio degradado de Dublín; el último recurso para evitar la toxicomanía, la delincuencia, la cárcel o las tres cosas a la vez.





GI, Willa y Costello, los protagonistas: tres artistas callejeros, que han estado en la mierda y han vivido para contarlo. Mentores que cuidan de la autoestima de sus conciudadanos en el barrio y que tienen todo su respeto.

Un film sobrio, cero efectista y que conmueve sin necesidad de caer en paternalismos. Rodado con suma elegancia y de prodigiosa fotografía en blanco y negro, combinada con algunas secuencias en color (curiosamente nocturnas) que son el contrapunto, casi onírico, de una realidad muy chunga. Excelente película que me recuerda porqué me gusta tanto este festival y que demuestra que incluso del estiércol pueden nacer flores.



Johnny Winter: Down and Dirty


He tenido una buena vida. Me he podido dedicar a lo que más me gusta y me han pagado y me han amado por ello. ¿Qué más se puede pedir?

Este es el típico documental que ya sería atractivo de entrada y sin aditivos por la relevancia musical del personaje y su acumulación de vivencias: el mejor bluesman de raza blanca (con permiso de Stevie Ray Vaughan), actuó en Woodstock, fue estrella indiscutible durante los años 70 y se codeó con artistas de la talla de BB King, Jimmy Hendrix, Janis Joplin o Muddy Waters.





En este caso, además, el título da exactamente lo que promete: un Johnny Winter en crudo, con 70 años y pésima salud, pero lúcido, socarrón, sincero y de extraordinario sentido del humor. La secuencia inicial es toda una declaración de principios, Winter pincha el disco "King of the Delta Blues Singers", de Robert Johnson, empieza a sonar "Cross Road Blues": "Qué grande era este tío. He aprendido mucho de él. Los Cream hicieron una versión de esta tema, pero no era ni la mitad de bueno".

Aprovechando la gira de presentación de "Roots" (su último disco), el documental combina imágenes de su vida cotidiana en la carretera, con testimonios que le rinden homenaje (Dereck Trucks, Joe Perry, Billy Gibbons, etc.) y secuencias de archivo (Woodstock, sus apariciones en el Show de David Letterman, conciertos con Muddy Waters...). Con todo este material se va trazando su trayectoria musical y vital desde que era un niño en Beaumont (Texas) hasta pocos meses antes de su muerte.

Winter no se guarda nada: los problemas sociales derivados de su albinismo durante la niñez y adolescencia, la ascensión a la fama, sus adicciones diversas, el engaño al que le sometió su antiguo manager o su transtorno obsesivo-compulsivo, que da lugar a situaciones francamente divertidas. Hay momentos impagables: la hilarante cogorza en un club; la conversación con el dealer que les vendía cocaína a él y a su mujer; su versión de "Georgia on my mind" en un karaoke en Japón, que pone los pelos de punta, o cuando le revelan el truco de las cápsulas vacias. Otro momento impactante es cuando confiesa, refiriéndose a "Johnny Winter And Live": "es el disco que más he vendido y el que menos me gusta". Está claro que su primer y único amor siempre fue el Blues.

Una película desmitificadora, entrañable y divertida, muy bien montada y que sirve de perfecto epílogo a la carrera de un músico inolvidable y, al mismo tiempo, de homenaje a pioneros del blues como Robert Johnson, Elmore James, Howlin' Wolf o Lightnin Hopkins. Brindo por todos ellos. 



20.000 Days on Earth


¿Quieres aprender a escribir canciones? Contrapunto, el contrapunto es la clave. Dejas, no sé, a un niño y a un psicópata mongol en una habitación y esperas a ver qué pasa.

A partir de un esquema tipo "Un día en la vida de...", 20.000 days on earth propone una doble mirada sobre Nick Cave.  Dos mundos, el "real" y el de "ficción", que se van entrecruzando y que nos muestran las dos caras del cantante, la artística y la personal, a través de diferentes situaciones: con su terapeuta, con los profesionales que ordenan su archivo personal, con los Bad Seeds en el estudio, durante las sesiones de grabación de su último disco o mediante reflexiones en voz alta del propio Cave.



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El planteamiento es arriesgado y si bien en algunos momentos resulta insatisfactorio (las conversaciones con el terapeuta, por ejemplo, se hacen un poco plomizas) el film en su conjunto es espléndido. A ello contribuye el indudable magnetismo del australiano: su voz, su presencia y su carisma son hipnóticos. Destacar también algunos recursos narrativos, como las conversaciones imaginarias mientras conduce, a modo de flashbacks, con diferentes personajes, como Kylie Minogue o Blixa Bargeld; o los impactantes collages audiovisuales del inicio, en los títulos de crédito, y los que ilustran sus sensaciones durante el primer encuentro con Susie, la que ahora es su esposa.

Pero la guinda del pastel son las interesantes conversaciones con Warren Ellis, su colaborador desde hace muchos años y, sobre todo, la grabación en el estudio de "Higgs Boson Blues" y la interpretación final en directo de "Jubilee Street", de una intensidad y fuerza que traspasan la pantalla.

Un documental denso, muy cuidado visualmente, que va más allá del típico formato al uso en estos casos  y que ofrece interesantes reflexiones (la importancia de la memoria, la "domesticación" de canciones...) acerca de los procesos de creación. De ineludible visión.




viernes, 31 de octubre de 2014

Festival Beefeater In-Edit 2014 (I)
















Nueva edición del In-Edit Beefeater, con bastantes títulos interesantes a priori. A continuación une resumen de lo visto hasta ahora.


A spell to ward off the darkness


La sinopsis prometía un film inusual y lo cierto es que se trata de un trabajo muy rara avis pero con el que, por desgracia, no conecté en ningún momento. La secuencia inicial de casi 10 minutos, una panorámica desde un bote en un río, en medio de una oscuridad casi absoluta, fue la primera piedra de toque que puso a prueba la paciencia del que suscribe. A partir de aquí, la película narra el recorrido metafísico de un personaje que empieza sus andanzas en una comuna en Estonia; luego pasa a vivir solo en un bosque en Finlandia y acaba liderando una banda de Death Metal en Noruega.




El film, creo, pretende presentar diferentes dicotomías: el contraste entre la luz y la oscuridad; entre la soledad y la vida en sociedad, entre el silencio y el ruído... Visualmente atractivo, vocación experimental pero sin un hilo narrativo claro y con un mensaje, si lo hay, muy críptico. Tampoco acabo de ver su relación con la música, quitando la parte final. En la sala, división de opiniones: tímidos aplausos al final que contrastaban con el incesante goteo de deserciones a lo largo de toda la proyección.



160 metros. Una historia del rock en Bizkaia


Es paradójico que haya tan poca distancia entre una margen y otra pero sobre todo en aquellos años, finales de los 80, principios de los 90, era bastante evidente que eran dos mundos. No eran dos mundos aislados, no eran dos mundos que no estuvieran interrelacionados, no eran dos mundos aparte. Pero eran dos mundos.

160 metros separan Getxo y Portugalete; la distancia geográfica, pero también psicológica y social, que hay entre la margen izquierda y la derecha de la ría del Nervión. Un paseo en gabarra y la construcción del Guggenheim sirven de catalizador de la historia del rock en Bizkaia, que se centra en la dicotomía entre la contestación social de la orilla izquierda, con grupos punk de inspiración británica, como Eskorbuto, Zarama o Parabellum; y el espíritu Indie de clase media de la derecha, lo que se conocería más tarde como "Getxo Sound", con grupos más orientados al Pop y al Afterpunk como El Inquilino Comunista, Los Clavos, Cancer Moon o Electrobikinis.




Es un documental muy interesante sobre todo para los que, como yo, no conocen las entretelas de esa época y ese lugar. Y lo es sobre todo por su enfoque interdisciplinar: aparte de hablar sobre música, siguiendo la estructura clásica de entrevistas con músicos, periodistas, responsables de sellos, etc., se recurre también a la economía, la industria o el urbanismo, elementos que influyeron sobremanera en la escena y contribuyeron a moldear el carácter de las iniciativas musicales surgidas en ambas márgenes. Un montaje ágil y los interesantes testimonios hacen que el film pase en un suspiro; pienso que diez o quince minutos más de duración le hubieran venido muy bien para acabar de rematar. Buen sabor de boca. 



Beautiful Noise


My Bloody Valentine eran un chiste, una banda con mucho Hype. "Loveless" es un disco muy sobrevalorado y eso que lo publiqué yo.

La historia no escrita de la movida shoegaze, de esas bandas que parecía que tocaban para ellos mismos y que hacían sonar las guitarras como si fueran otro instrumento, personificada en tres grupos: Cocteau Twins, The Jesus & Mary Chain y My Bloody Valentine, aunque también se hace referencia a otras como Ride, Slowdive, Swerdriver, etc. Testimonios de Relumbrón como Robert Smith (The Cure), Trent Reznor (Nine Inch Nails) y Billy Corgan (Smashing Pumpkins), que parece que le ha cogido afición a esto de aparecer en documentales.




Otro film muy atractivo, que sigue el cánon tradicional de testimonios de primera mano, imágenes de actuaciones en directo y entrevistas. Quizá el momento más impactante es el intercambio de sopapos dialécticos (para muestra la cita de más arriba) entre Kevin Shields (My Bloody Valentine) y Alan McGee (el capo de Creation Records), que un hábil montaje convierte en una escena francamente divertida. Muy recomendable, tanto para fans de estos grupos como para cualquiera que no los conozca y quiera profundizar un poco. Muy bueno.


martes, 19 de agosto de 2014

El desván (II): The Faces - "Real Good Time"



































Este es el post número 100 del blog. Para celebrar tan magno acontecimiento hoy comentaremos un disco de la que, para mí, es una de las bandas definitivas de la historia del Rock: los Faces de Rod Stewart, el Rock'n Roll personificado.

"Real Good Time" es un disco publicado en 1989 por Swingin' Pig Records, un sello alemán especializado en editar bootlegs de buena calidad y que alcanzó mucho prestigio durante la década de los 80 y principios de los 90, sobre todo debido al lanzamiento de grabaciones de Rolling Stones y Beatles. En 1996 cesó su actividad a causa de problemas legales.

A pesar de que en los créditos del disco figura, erróneamente, que se trata de un concierto de 1974 en Detroit, en realidad la grabación se corresponde a un show de la King Biscuit Flower Hour de marzo de 1975 en San Bernardino. Esta edición no recoge el show al completo (faltan un par de canciones respecto al concierto original) pero permite hacerse una idea de como sonaba la banda en vivo. Se comenta que esta es una de sus mejores grabaciones en directo pues, pese a su fama de ser algo deslavazados, aquí suenan especialmente compactos.

La verdad es que es un trabajo excelente y con muy buen sonido, con la voz, el piano y la guitarra en primerísimo plano en detrimento de la base rítmica, que queda un poco relegada.

El disco se inicia con "(I Know) I'm Losing You", con el rajo soul de Rod Stewart a todo trapo, especialmente patente en la segunda canción, el excelente cover de "Bring it on Home to Me" (en el que introducen también un breve interludio con "You Send Me") de Sam Cooke.

"Sweet Little Rock'n Roller" (de Chuck Berry) es uno de los mejores temas del disco, una canción capaz de resucitar a los difuntos, con un Ian McLagan especialmente inspirado al piano.

Destaca también el medley "Stay With Me", "Motherless Child" y "Gasoline Alley" aquí es Ron Wood el que se sale, tirando de punteos vacilones y excelentes slides, demostrando lo buen guitarra que es, aunque a veces pueda no parecerlo. El resto no le va a la zaga y el final del medley es una demostración de poderío instrumental: con McLagan sacando chispas a las teclas, Ronnie con la slide y la contundencia de Kenny Jones en los parches.

Una sentida versión de "Maggie Mae" sirve para relajar el ambiente antes del último tema, un extenso "Twistin' the Night Away", otro cover de Sam Cooke (Rod es de los pocos que pueden enfrentarse a semejante desafío y salir airoso), conducido por las lineas de bajo de Tsetsu Yamauchi y el piano de McLagan que desembocan en un espectacular crescendo.

Los Faces estaban ya en su etapa final como banda: Ronnie Lane había abandonado ya la banda tiempo atrás, Ron Wood estaba a punto de incorporarse a los Stones y las diferencias entre Rod Stewart y el resto del grupo continuaban acentuándose. De hecho ya no grabaron nada más y a finales de 1975 el grupo anunció su separación.

Este "Real Good Time" (toda una declaración de principios), pues, sirve casi como, soberbio, epitafio de uno de los grupos más carismáticos que haya pisado jamás un escenario. Grupo que, por diversos motivos, no llegó a alcanzar todo su potencial y que, quizás por eso mismo, no ha sido valorado en su justa medida.  


Tracklist

1. (I Know) I'm Losing You
2. Bring It On Home To Me
3. Sweet Little Rock 'N' Roller
4. Fly In The Ointment
5. Every Picture Tells A Story
6. Stay With Me
7. Motherless Child
8. Gasoline Alley
9. Maggie Mae
10. Twistin' The Night Away



jueves, 7 de agosto de 2014

Otis Redding - Dreams to Remember





































Otis era un rayo de luz. Su entusiasmo y sus niveles de energía... Te pedía cosas que no sabías que pudieras hacer o que nunca se te hubiesen ocurrido. Fue una gran influencia, con él era todo muy divertido... He trabajado con los mejores pero nunca habrá nadie como Otis.
- Steve Crooper -


"Dreams to Remember, The Legacy of Otis Redding" es un documental dedicado a la figura de uno de los intérpretes y compositores más originales e influyentes del Soul. Conducida por Wayne Jackson y Steve Crooper (trompetista y guitarra respectivamente de los Mar-Keys y de Booker T. and MG's, los legendarios grupos de estudio con los que grababan los artistas del sello Stax), Jim Stewart (productor y co-fundador de Stax) y la viuda de Redding, Zelma, la película narra su, breve, trayectoria, desde sus inicios en su Georgia natal hasta su prematura desaparición, a los 26 años, en un accidente de aviación.

Como tantos otros artistas negros, Redding empezó cantando en la iglesia (era hijo de un pastor), aunque pronto se pasó al R&B, para disgusto de su padre. Habitual de los "Talent Shows" de fin de semana, cuentan que no le dejaron participar más después de haber ganado uno 15 veces seguidas.

La irrupción de Redding en el Show Business ocurrió, casi una constante en la historia de la música, por casualidad: trabajando de chófer para Johnny Jenkins (también formaba parte de su banda, los Pinetoppers), le tocó llevarlo a una sesión en Stax. Una vez ahí no paró de taladrar a Al Jackson (el batería de Booker T.) para que le dejaran cantar una canción. Este, harto ya de la chapa que estaba recibiendo, cuando terminó la sesión le suplicó a Steve Crooper que escuchara al chófer para quitárselo de encima. Crooper accedió, resignado y se sentó al piano a tocar los acordes "de iglesia" que le pidió Redding. El propio Crooper cuenta que se le puso la piel de gallina con esa canción, "These Arms of Mine", y que fue corriendo a avisar a Jim Stewart para que fuera a escucharlo. Ese fue el primer tema que grabó para Stax, en 1962.

El ascenso a la fama de Redding fue lento pero seguro: metido en una dinámica de gira constante, aprovechaba los días libres para acercarse a Stax y grabar nuevos temas con Steve Crooper, convertido ya en su colaborador inseparable. Eso hacía que tuvieran que componer a toda velocidad en una habitación de hotel y a veces no pudieran completar la letra de algunas canciones, como es el caso de "Can't Turn You Loose", un tema casi, involuntariamente, instrumental.

Tanto Crooper como Jackson destacan el talento natural de Redding, un arreglista de metales nato, los cuales colocaba de manera intuitiva siempre en el sitio y momento justo, tarareando las melodías que quería; es el caso de "Fa Fa Fa Fa Fa (Sad Song)", que debe su nombre a las onomatopeyas del cantante dirigiéndose a la sección de metal en el estudio.

Gran improvisador, a veces los músicos tenían dificultades para seguirle en las intros o los finales de canción a causa de su creatividad. Su mujer comenta en un momento del documental que, viendo filmaciones de archivo, veía como tenía dificultades para sincronizar los labios durante los play-back: nunca cantaba una canción de la misma manera. Asimismo, a pesar de ser un grandísimo frontman, Redding no se caracterizaba por ser un gran bailarín, lo que unido a su tamaño (era muy alto), hacía que sus performances en el escenario fueran bastante singulares

Su actuación en el Monterey Pop Festival, en 1967, representó su definitivo ascenso a la fama, su particular conquista del Oeste gracias a un explosivo concierto que le abrió las puertas de las audiencias masivas.



Por desgracia no pudo disfrutar demasiado de ese momento: seis meses después falleció en un accidente de avión mientras se dirigía a un concierto en Wisconsin. Por esos caprichos del destino, poco antes de morir grabó "(Sittin' on) The Dock of the Bay", publicado a principios de 1968, el que sería su primer y último número uno en las listas americanas.

Lo que queda claro en el documental es que Redding, ademas de un artista excepcional, era una bellísima persona: si bien en este tipo de filmes es habitual que los protagonistas queden en muy buen lugar, la actitud de todos los participantes (Crooper, Jackson, su mujer y su hija) y, sobre todo, la de un Jim Stewart al borde del llanto recordando la última vez que lo vio, casi cincuenta años atrás, dejan poco lugar para la duda.

Una película sencilla y emotiva, con material de archivo bastante vistoso y que además incluye un extra donde Crooper y Jackson cuentan detalles de las grabaciones y de algunos trucos que utilizaban durante las sesiones. Un perfecto homenaje a una artista que continúa siendo una referencia musical de primera línea, la mezcla ideal entre la suavidad de Sam Cooke y la rudeza de Little Richard. 





martes, 29 de julio de 2014

Vintage Trouble, Sala Bikini. 28/07/2014

























Ayer fue una tarde de lluvias, rayos y truenos en Barcelona, aunque el epicentro de la tormenta se situó en la Sala Bikini, donde un huracán llamado Vintage Trouble arrasó con todo.

Conocí a esta banda a finales de 2011, a raíz de la buena acogida de la prensa musical inglesa hacia su primer, y hasta el momento único, LP "The Bombshelter Sessions", un disco que me pareció resultón y poco más. En ese momento tuve la sensación, además, de que se trataba de un grupo "prefabricado"; la aparición de su cantante Ty Taylor (luciendo por aquel entonces una poco favorecedora cresta) en el Reality Show musical Rockstar: Inxs, no ayudó, prejuicioso que es uno, a concederles cierto crédito.

Tres años más tarde y movido por la curiosidad que me despertaban los favorables comentarios acerca de su directo, me acerco a la Sala Bikini sin saber muy bien qué esperar. La primera sorpresa ha sido ver una sala prácticamente llena, por lo visto el boca-oreja no ha funcionado únicamente conmigo.

La segunda, y muy grata, sorpresa ha sido comprobar que los VT tienen un directo espectacular: Trajeados y hechos unos pinceles, como en los viejos tiempos del buen Soul, salen al escenario, se reúnen y juntan las manos al estilo de un equipo de baloncesto y empiezan el concierto con "High Times" y "Blues Hand Me Down" (el tema más conocido de "The Bombshelter Sessions"), dos pepinazos de soul-rock de alto voltaje.


























A partir de aquí, el delirio liderado por ese pedazo de frontman que es Taylor: como poseído por el espíritu de James Brown (creo que se habrá hartado de ver vídeos suyos), no para de bailar, de jugar con el pie de micro y de, cálido y encantador, vacilar con el público.

Lo suyo ha sido una auténtica exhibición de recursos escénicos: stagediving de espaldas (jugándose el físico); coqueteos con las chicas de las primeras filas, al estilo Marvin Gaye; bajando a cantar entre el público y haciéndolo agacharse con él; tirándose al suelo; luciendo perfil chulesco en temas vacilones y de aire sesentero como "Pelvis Pusher" (donde recuerda bastante vocalmente a Wilson Pickett) o "Nancy Lee"; haciendo callar al público y consiguiendo un silencio sepulcral en mitad de una canción o subiéndose a la mesa de mezclas y a las barras, desde donde seguía oficiando su particular liturgia.


Pero es que además Taylor CANTA, tiene un vozarrón prodigioso capaz de enfervorizar en los temas más contundentes y de emocionar en las canciones más baladísticas, como "Run Outta You", "Another Man's Words" (de su reciente EP "The Swing House Acoustic Sessions")  o "Nobody Told Me", en el que hubo un momento en que se me puso, literalmente, la piel de gallina.

Visto así, VT podría parecer el vehículo de lucimiento para su cantante pero, a diferencia de, por ejemplo, los Alabama Shakes, el resto de miembros de la banda no son meros comparsas: empezando por el bajista Rick Barrio, un músico super eficaz, continuando con Richard Danielson, un batería espléndido, con mucho punch y terminando con Nalle Colt, un guitarrista sobrio pero muy elegante, de solos concisos y espléndido con la slide, como demostró en la tremebunda "Run Like the River" y en la parte final del concierto con "Total Strangers", con toda la sala coreando el estribillo "na nanana na", o en "Strike to Your Light". 

Apabullante concierto de un grupo que bebe del R&B más clásico, de Stax y del soul de los 60 pero con un sonido puesto al día, más guitarrero y dinámico. A poco que continúen en esta línea (parecen unos tipos currantes y humildes) y si tienen suerte en forma de LA canción que les ayude a dar el salto, les auguro un brillante futuro.

Y si pasan por su ciudad, ni se les ocurra perdérselos.


martes, 22 de julio de 2014

El desván (I): "Live At The Channel Boston M.A. 1988" - Iggy Pop
























Hoy estrenamos espacio: "el desván", en el que hablaremos de discos raros, poco conocidos, infravalorados o de bootlegs jugosos con buen sonido. 

Empezamos con "Live At The Channel Boston M.A. 1988", de Iggy Pop, un disco en directo que no suele aparecer en la discografía oficial de la Iguana y que tuvo una gestación un tanto tortuosa.

Grabado durante la gira de "Instinct", inicialmente el sello A&M lanzó en 1989 una versión promo limitada de un solo disco de doce temas. Un año más tarde, el sello Revenge lo editó en Francia en formato doble, dieciséis temas, y una portada diferente. Ya en 1997, se volvió a editar en el Reino Unido con el título "Live on The King Biscuit Flower" con, de nuevo, distinta portada, una nueva remezcla y un tracklist ligeramente diferente (diecisiete canciones) respecto al lanzamiento original.

A diferencia de su disco anterior, "Blah Blah Blah" (1986), orientado al Pop y bastante exitoso comercialmente, "Instinct" (1988) es un disco de rock básico y ruidoso, Steve Jones mediante, pero no muy inspirado, empezando por la espantosa portada, y con poca repercusión quitando el single "Cold Metal".

La gira de presentación, en cambio, cuentan que fue memorable, con un Iggy recién salido de rehabilitación y con ganas de comerse el mundo y una banda sobrada de oficio y talento: Andy McCoy a la guitarra, Alvin Gibbs (ex-UK Subs) al bajo, Pau Garisto (ex-Psychedelic Furs) a la batería y Shamus Beghan (Barry Adamson) a la guitarra y teclados.

El disco es un buen reflejo de lo que debió ser la gira: pocas florituras, una banda contundente y un tracklist basado, lógicamente, en "Instinct", del que incluyen seis temas más un puñado de clásicos:

  1. Instinct
  2. Kill City
  3. 1969
  4. Penetration
  5. Power And Freedom
  6. Your Pretty Face
  7. High On You
  8. 5 Foot 1
  9. Johanna
  10. Easy Rider
  11. Tuff Baby
  12. 1970
  13. Search And Destroy
  14. Squarehead
  15. No Fun
  16. I Wanna Be Your Dog

El sonido es crudo y tirando a guarrindongo y, quizá, con las guitarras un poco bajas (dicen que la mezcla de "King Biscuit Flower" es mejor en este sentido) pero con Iggy pletórico y cantando de maravilla y un Andy McCoy incendiario y al que pocas veces he oído tocar mejor: la versión de "5 Foot 1", por ejemplo, es matadora. Por su parte, la base rítmica muy sobria, con Alvin Gibbs tocando francamente bien.

Las canciones de "Instinct" ("High on You" o "Squarehead", por ejemplo) suenan demoledoras e infinitamente mejor que en estudio. Del resto destacaría "Kill City", "1970" y la santísima trinidad: "Search and Destroy", "No Fun" y "I Wanna Be Your Dog", con un McCoy desatado con unas canciones que le encajan como su inseparable sombrero.

Gran disco muy recomendable para completistas de la iguana y fans de Andy McCoy que, insisto, aquí está pletórico.





sábado, 12 de julio de 2014

Little Hurricane - "Gold Fever"
























Hay bandas y hay discos con ángel, Little Hurricane es una de esas bandas.

Pese a ser originarios de la californiana San Diego, Little Hurricane, (originariamente Hurricane pero, como declararon en una entrevista a Rolling Stone: "...people don't like hurricanes. Little hurricanes are OK. It's more of a party, and less of a disaster.") están definitivamente poseídos por el Mojo sureño. Este dúo formado en 2010 por el guitarrista y cantante Tone Catalano y la batería y vocalista Celeste "C.C." Espina, hizo su debut discográfico con "Homewrecker" (2011), un excelente trabajo de textura blues con elementos Pop y deliciosas melodías, que obtuvo bastante repercusión y consiguió el galardón al álbum del año en los "San Diego Music Awards".

Su segundo trabajo fue "Stay Classy: A collection of cover songs", disponible gratuitamente en su bandcamp. Un disco que hace honor a su nombre: diez elegantes versiones de temas de Bruce Springsteen, Creedence Clearwater Revival o Pink Floyd (entre otros), donde destacan su revisión del clásico "Ain't No Sunshine", de Bill Whiters y una sorprendente versión downtempo de "Don't Wanna to Miss a Thing", de Aerosmith.  Little Hurricane llevan ambos temas a su terreno con una solvencia, naturalidad y personalidad pasmosas.

Su reciente disco, "Gold Fever", confirma todo lo bueno que apuntaban los discos anteriores: un glorioso compendio de sonidos americana, R&B y Rock, con un excelente ojo para la melodía y los ganchos pop. Enteramente escrito, grabado y producido por ellos (aprovechando la experiencia previa de Tone Catalano en diferentes estudios), es un trabajo sólido, muy homogéneo y excelentemente producido.

Estamos ante una obra repleta de detalles, orfebrería pura, que confieren a sus doce canciones ese "ángel" del que hablaba al principio: las dulces melodías vocales de Celeste Spina, que funcionan de perfecto contrapunto a la expresiva voz de Tone Catalano; la estremecedora "Upside of Down"; los arreglos de cuerda en "Sorry Son" y "Con Man" (por momentos cercanos al sonido Philadelphia) y su guitarrero cambio de ritmo hacia el final; la soulera sección de metal en "Boiling Water" (uno de mis temas del año); la armónica en la folkie "Breathe"; el trabajo de guitarras y los arreglos de teclados en "Summer air" (otro temazo) o la crudeza de "Superblues", con sus guitarras a lo Stevie Ray Vaughan.

Little Hurricane lo tienen TODO para conseguir un éxito masivo, su estilo transversal (Blues, Rock, Folk & Pop), desde luego, tiene capacidad para atraer a diferentes públicos, ¿Unos nuevos Black Keys? Veremos. Mientras tanto, disfruten de "Gold Fever", puedo garantizarles que esa mezcla entre dulzura y rudeza, entre sonido negro y melodías pop, entre contención y expresividad, les va a enamorar desde la primera escucha.






lunes, 16 de junio de 2014

"A 20 pasos de la fama". Talento en el anonimato.



















Resulta paradójico que, en una película dedicada a personajes más o menos anónimos del mundo de la música, se utilice a Bruce Springsteen, Stevie Wonder y Sting para publicitarla. Y más cuando el total de metraje que protagonizan entre los tres debe rondar los 10 minutos. De todas maneras, bienvenida sea esta estrategia de márketing si sirve para atraer a gente a las salas (como es el caso, gracias también al Oscar obtenido) y ayuda a que más documentales musicales se estrenen en pantalla grande.

Dicho esto,  "A 20 pasos de la fama" es un documental notable y muy "aseado". No desde una perspectiva formal (excesivamente canónico y poco innovador), ni tampoco por su estructura narrativa, que resulta un tanto deslavazada, con saltos temporales hacia atrás y hacia adelante y pasando de un personaje a otro sin ningún orden aparente. En cambio el contenido es sumamente atractivo porque se centra en una cuestión bastante desconocida para el gran público: el papel de las coristas, a menudo decisivo, en el éxito de algunas canciones y directos de conocidos artistas. Sin su trabajo, posiblemente algunas de esos temas no hubieran alcanzado la fama y determinadas carreras hubieran tenido menos brillo.

El film permite descubrir a cantantes prodigiosas que han pasado su vida poniendo su talento al servicio de otros: Algunas por vocación, otras por mala suerte o por no tener lo que "hay que tener" o, simplemente, por no haber triunfado en solitario. De aquí el afortunado título: a menudo la fama es inalcanzable a pesar de tenerla, personificada, al alcance de la mano.

Por la pantalla van desfilando cantantes como Merry Clayton,  Darlene Love, Claudia Lennear, Tata Vega o Lisa Fischer, entre otras, que nos van contando su historia. Todas ellas tienen antecedentes comunes: voces impresionantes, orígenes humildes, raza negra y provenientes de la tradición gospel. En la actualidad algunas son reconocidas por su trabajo como coristas desde los años 60, otras son cotizadísimas voces de apoyo en estudio y en directo, otras intentaron una carrera en solitario o están todavía en ello e, incluso, alguna acabó abandonando el mundo del espectáculo.

A pesar de que, desgraciadamente, no son muy abundantes, las imágenes de archivo no tienen precio: actuaciones de Ray Charles, The Blossoms, Joe Cocker, Tom Jones o las explosivas Ikettes de Ike & Tina Turner. Impagables también algunos testimonios, como los de Lisa Fischer, prodigiosa cantante que llego a ganar un grammy por su único disco, "So Intense", o Merry Clayton (nada que envidiarle a Aretha Franklin), explicando con indisimulado orgullo y mucha gracia la gestación de "Gimme Shelter" de los Rolling Stones, con el famoso estribillo: Rape, murder! It's just a shot away, It's just a shot away, en una toma que llega a poner la piel de gallina.

Imprescindible para fans del soul y de las voces negras femeninas.





lunes, 9 de junio de 2014

Super Duper Alice Cooper


Debe permitir que yo siga mi propio camino oscuro. Me he atraído un castigo y un peligro que no puedo nombrar. Si soy el mayor pecador, soy también la más grande de las víctimas. "El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde" - Robert L. Stevenson

Super Duper es el interesante documental que narra el nacimiento, auge, descenso a los infiernos y resurrección de Alice Cooper, el alter ego artístico de Vincent Furnier, que pasó de ser un adolescente tímido, formal (hijo de un pastor metodista) y enfermizo a convertirse en una de las mayores estrellas del rock de los años 70 e icono de la cultura Pop norteamericana.

Sam Dunn, el director del film, utiliza con mucha habilidad la analogía Dr. Jekyll/Mr. Hyde vs Vincent Furnier/Alice cooper, que funciona como eficaz motor narrativo de la historia. Formalmente la película está bien construída y resulta muy dinámica; los habituales testimonios de compañeros, amigos, familiares, etc. son siempre en off, cosa que permite utilizar de manera muy creativa el abundante material audiovisual.

En este sentido, destacar algunos montajes fotográficos y el uso de secuencias de las películas "Dr. Jekyll & Mr. Hyde" (la versión muda de 1920) y "El gabinete del Dr. Caligari", cuya estética expresionista sirve para enfatizar los períodos más oscuros, marcados por la adicción al alcohol y a las drogas, de la trayectoría personal de Alice y le dan un aire singular al documental.

Quizá sea esa la mayor virtud del film, la inventiva visual y la riqueza del material de archivo: Fotografías inéditas, fragmentos de conciertos, entre elllos el famoso "incidente del pollo" en un festival en Toronto, las imágenes de su encuentro con Salvador Dalí... Por no hablar de sus numerosas apariciones en programas de Televisión (llegó a participar de invitado en el Show de los Muppets), entrevistas, etc.

En el debe, la estructura de auge-caida-redención-con-"happy end" empieza a estar un poco gastada (ya la hemos visto en "Anvil", "Last Days Here"  o "Searching for Sugar Man..."). Ciertamente es un formato muy del gusto americano y el personaje se presta a este tipo de narración; el problema es que la historia finaliza en 1986 (?) con la "resurrección" de Alice, aprovechando el nuevo auge del Shock-Rock que propiciaron bandas como Twisted Sister, Mötley Crüe o Wasp. O bien está prevista una segunda parte (que, viendo como termina el documental, no lo parece) o bien se han "comido" casi 30 años de su carrera para que la historia quede "redonda".

Otro detalle que me ha parecido poco elegante es el absoluto ninguneo a sus ex-compañeros de la Alice Cooper Band, a excepción de su amigo Dennis Dunaway (que tiene bastante protagonismo) y (en menor medida) del batería Neal Smith. Cada uno tiene derecho a contar su historia como le plazca, pero es innegable que el papel de los guitarras Michael Bruce y Glen Buxton fue decisivo para apuntalar el sonido que lanzó a Alice Cooper al estrellato y merecían, como mínimo, que se les tuviera en consideración.

Pese a todo, película muy recomendable para los amantes del rock setentero en general y seguidores de Alice Cooper en particular, y complemento perfecto del fantástico libro de Sergio Martos, "Alice Cooper. Por un billón de dólares". 






lunes, 7 de abril de 2014

Blues Pills, Razzmatazz 3. 05/04/2014


Blues Pills es el grupo surgido de la escisión de Radio Moscow, banda de la que huyeron, tras un sonado incidente durante un concierto, el bajista Zach Anderson y el batería Cory Berry. Ambos formaron una nueva banda a la que se incorporaron el guitarrista francés Dorian Sorriaux y la cantante sueca Elin Larsson y posteriormente ficharon por el sello alemán Nuclear Blast. Esta era su segunda visita, ya estuvieron por aquí en julio de 2012,  y a diferencia de su primer concierto, esta vez consiguieron llenar la sala 3 de Razzmatazz.

El concierto fue realmente bueno, son un grupo muy consistente en directo, y su blues rock psicodélico (tienen un aire a los Big Brother & The Holding Company de Janis Joplin) sonó francamente bien.

Tocaron practicamente todos los temas que han publicado en diferentes EP's, como "Bliss", "Astralplane", "Little Sun", "Devil Man" (de "Bliss"), "Time is Now", "Dig In" (de "Devil Man") o "Black Smoke" (de "Live at Rockpalast") con la que cerraron el concierto.

A pesar de ser un poco sosos en el escenario, musicalmente poco se les puede reprochar: la base rítmica es sólida como un muro; Elin, un tanto tímida cuando se dirigía al público (había que ver su cara de sorpresa cuando la sala empezó a cantar "Devil Man"), es una auténtica fiera cantando y Sorriaux, que en algunos punteos me recordó a Angus Young, hace auténticas diabluras con su guitarra.


Puestos a poner alguna pega, decir que el concierto fue corto (apenas una hora), cosa comprensible teniendo en cuenta que su repertorio es un poco escaso, (aunque podrían incluir alguna versión) y que sus largos parones entre tema y tema también rompían un poco la dinámica del concierto.

Cuestiones menores, en todo caso, que no empañan un gran concierto de una banda muy prometedora y que puede tener recorrido. A ver si es verdad, que falta nos hace.

jueves, 6 de febrero de 2014

Monster Magnet, Sala Bikini - 05/02/2014


Si alguien tenía alguna duda sobre el retorno a lo grande de los Monster Magnet tras la publicación del magnífico "Last Patrol", seguro que anoche quedó desintegrada tras la exhibición de Dave Wyndorf y los suyos. 

Si bien a priori el anuncio de que en su gira tocarían "Last Patrol" entero y siguiendo la misma secuencia que en el disco no me parecíó la mejor idea del mundo, visto lo visto me la tengo que envainar: en la práctica funcionó como un set-list perfecto, como un todo perfectamente integrado; tanto que no me extrañaría que ya lo tuvieran en mente mientras lo grababan. Es digno de aplauso que un grupo con un montón de canciones memorables a sus espaldas no quiera vivir de rentas y apueste por su nuevo material de una manera tan decidida, a todo o nada.

Si a eso le añadimos una banda super sólida y muy engrasada y a un Wyndorf en estado de gracia (quién lo ha visto hace tres años y quién lo ve ahora), pletórico de voz  y derrochando un carisma y magnetismo casi diabólicos, el resultado no puede ser otro que el que fue: un concierto magnífico.

El nuevo disco funciona en directo, joder si funciona: una intro 100% psicodélica y la inquietante "I Live Behind the Clouds", con Wyndorf declamando los primeros versos:

I’ve got a feeling that no one cares,
‘bout all that confetti I throw in the air
Nothing’s important yet everything is
If there ain’t no photo I just don’t exist


A continuación la potente "Last Patrol" y el logradísimo cover de "Three Kingfishers", de Donovan, que parece una canción suya de toda la vida. Así, tema tras tema, hasta llegar a la terna final (de lo mejor del concierto): "The Duke of Supernature", la apabullante "End of Time" y "Stay Tuned" (mi tema favorito de "Last Patrol"), extraordinariamente bien cantada y llena de expresividad.

Tras hacerse un poco de rogar, volvieron para un único bis en el que echaron el resto con cuatro, esta vez sí, de sus temas clásicos: "Twin Earth", la brutal "Look to Your Orb for the Warning" y los dos últimos temas que pusieron Bikini patas arriba "Dopes to Infinity" y "Space Lord".

Una noche memorable a la que sólo pondría un pero: la discreta entrada de la sala. Si, ya sé que si la crisis, que si el IVA, que si las entradas caras, que si conciertos entre semana, que si pollas en vinagre. Pero si una banda mítica como los Magnet que acaban de publicar un disco fantástico (el mejor en años) no puede meter más de 500 personas en Barcelona es que algo no va bien.

Como no quiero terminar la entrada con un sabor amargo, decirle a Dave Wyndorf que bienvenido de nuevo, que se cuide, que nos tiene que durar años todavía, y que siga haciendo discos tan cojonudos como "Last Patrol".


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