martes, 5 de noviembre de 2013

Festival Serie Z 2013 - Who Will Save Rock'n Roll?


Después de la agradabilísima sorpresa que supuso la edición 2012 del Serie Z, la incógnita de este año era ver si se mantenía el nivel con un, a priori, excelente cartel. Pues no solo lo mantuvo sino que, en mi opinión, lo superó y esta vez, además, con la ayuda de un tiempo excelente.


Viernes 1 de noviembre


Lydia Loveless fue la tercera en tocar, tras los Gas Drummers y The Whybirds, a quienes no tuve la oportunidad de ver. Su último trabajo, "Indestructible Machine" (2011), es un estimulante disco, una mezcla de rock clásico con toques Country y Punk. Lo cierto es que en directo tiró más hacia terrenos NRA (Nuevo Rock Americano), incluso en algunos momentos me recordó a Lone Justice. No acabé de conectar con su propuesta, basada en temas nuevos (apenas si tocó algún tema de "Indestructible") que me pareció un tanto plana y monocorde. Aún así me parece una artista prometedora, con capacidad para componer buenas canciones. Esperaremos a una mejor ocasión



Los siguientes en aparecer fueron los Heavy Metal Kids , la que fuera banda del desaparecido Gary Holton y de la que solo quedan dos miembros originales: el guitarra Cosmo y el batería Keith Boyce. No dieron un mal bolo (las tablas están ahí) y demostraron savoir faire, sobre todo su guitarra Justin McConville, que derrochó simpatía e hizo un trabajo excelente en los coros. El problema es que han perdido todos los matices Glam original que les hicieron famosos para convertirse en una banda Hard Rock del montón: tienen suficientes canciones como para no tener que recurrir a covers de "Rock Candy" (Montrose), "Rock'n Roll Outlaw" (Rose Tatoo) o una versión a capella de "Two Minutes to Midnight" (Iron Maiden), que tampoco encajan mucho con su legado y les confieren un aire verbenero. A pesar de todo sus temas clásicos, como "Hangin' On" (con la que abrieron el concierto), "Chelsea Kids" o "She's no Angel" sonaron bien. Decepción.





Los siguientes fueron Sex Museum, a quienes no vi pero por lo que me comentaron dieron un excelente bolo, similar al del ARF 13, centrado en su faceta más garagera.

Asistir a un concierto de Valient Thorr es como ser arrollado por un rinoceronte enloquecido. Aunque su rock pesado con toques Hardcore no es lo que más me gusta, su espíritu y derroche físico me ganaron: pura actitud. Presentaban su nuevo disco "Our Own Masters", del que tocaron temas como "Master Collider" o "Inmaculate Consumption" (un cañón). También cayeron canciones de trabajos anteriores, como "Heatseeker", "Sleeper Awakes" o "One Tuff Costumer", con la que cerraron su arrollador bolo. Muy bien.





La banda de Uli Jon Roth cerró la primera jornada de festival. Para los que como yo, amamos a los Scorpions de "Virgin Killer", "Taken By Force" o "Tokyo Tapes", se trataba de una oportunidad única para disfrutar de un excelente, e infravalorado, guitarrista. El bueno de Uli Jon salió al escenario con su clásico aire místico y acompañado de un numeroso, y bizarramente variopinto, vive Dios, grupo. Arrancaron con dos clásicos "All Night Long" y "Longin' For Fire" (gran solo), a las que siguió una preciosa "Crying Days". Ver a Uli es todo un espectáculo: casi en trance, con los ojos cerrados, como dirigiendo a una orquesta imaginaria, todo un personaje. Había también cierta inquietud respecto al cantante, ponerse en los zapatos de Meine no es nada fácil, pero lo cierto es que el frontman (del que no he conseguido encontrar ni un solo dato), con un inquietante parecido al malogrado Ronnie James Dio, clavó todas las puñeteras canciones. Impresionante. También sonaron "We'll Burn The Sky", una fantástica "I've Got To Be Free" y una tanda de pura psicodelia guitarrera: "In Trance" (enorme), "Fly to the Rainbow" y "Polar Nights", con el trémolo de Uli sacando chispas y la banda sonando de maravilla pese a su más que discutible estética. Por desgracia un malentendido con la duración del concierto (pensaban que tenían más tiempo) hizo que tuvieran que terminar bruscamente con "All Along the Watchtower", tema tras el que se despidieron. Una lástima, ya que se quedaron en el tintero temas imprescindibles como "Dark Lady" o "Catch Your Train". Excelente concierto.





Sábado 2 de noviembre


La jornada del sábado, que acabó siendo arrolladora, como era de prever, empezó con un cierto retraso debido a problemas técnicos. Los Smokers fueron los primeros en salir, con la que está siendo su gira de despedida. A continuación el turno de los Western Sizzlers, con el incombustible Rick Richards al frente. Dieron un show superenergético y rebosante de frescura, en el que repasaron buena parte de los temas de su primer disco, "For Ol' Times Sake", que sonaron muy rockeros en directo, como "One More Beer", "Shine" o la estupenda "I'll Die a Happy Man If It Kills Me" con la que cerraron el bolo. Muy bien.




Es incomprensible que una banda como The Hangmen no tengan más reconocimiento y se queden para siempre siempre en un status de banda de culto. Por suerte parece que después de una carrera un tanto errática han vuelto, y parece que para quedarse a la vista del magnífico show que dieron. Empezaron con "Cry, Cry, Cry", temazo de su primer disco. Brian Small exuda carisma por todos los poros de su cuerpo, tremenda presencia escénica, perfectamente respaldado por Jimmy James (gran guitarrista) y la bajista Angelique Congleton. Su concierto fue largo, tocaron temas de prácticamente todos sus discos, con muchos momentos destacables, como "Bent", de "Metallic I.O.U.", "Drink, Smoke", de "The East of Western" y una recta final para enmarcar: "Coal Mine", "Walking in the Woods" y una tremenda "Blood Red", que fue el último tema. Volvieron a salir (en el primer bis que se concedió en el festival) para rematar la faena con el magistral cover de "Russian Roulette". El mejor concierto, con permiso de los Dictators, del Serie Z 2013.


  
Tras los Hangmen llegó el turno de Los Coronas, a los que no pude ver (es imposible seguir el ritmo non stop del festival) pero que por lo visto dieron un bolo muy bueno, más surferos que nunca, con canciones como "Adiós Sancho" o "Rockaway Surfers".

¿Qué decir de los Del Lords?: Scott Kempner, Eric Ambel y Frankie Funaro, perros viejos y veteranos de mil batallas, con una trayectoria envidiable a sus espaldas (historia viva del rock americano contemporáneo) y que todavía lucen un aspecto estupendo. Al igual que en su fantástico disco en directo "Howlin' at Halloween Moon", empezaron su show con "Jumpin' in the Night", el fabuloso cover de los Flamin' Groovies. Combinando temas clásicos ("Judas Kiss", "Cheyenne") con canciones de su nuevo disco, "Elvis Club" ("Flying", "When the Drugs Kick In"), hilaron un concierto lleno de fuerza y elegancia. No faltó un homenaje a Lou Reed, con "I'm Waiting for my Man" y una versión de Neil Young, "Southern Pacific" con la que terminaron su actuación. Otros de los triunfadores de la edición de este año.




Pat Travers era uno de los nombres importantes de esta edición. Aunque sus mejores trabajos quedan en la ya lejana década de los 70, ha seguido publicando discos más que dignos en su linea Hard-Blues característica. A pesar de que se le pueda tachar de vieja gloria, lo cierto es que salió a por todas con un comienzo arrollador, en el que enlazó de una tacada "Rock'n Roll Suzie", "Heat in the Street", "Crash & Burn", "I've Got News for You" (versión de Ray Charles) y la archiconocida "Black Betty". Tocando con su furia habitual, se mostró generoso con su banda (aunque el batería se llevó alguna bronca), sobre todo con el guitarrista Kirk McKim (muy bueno, por cierto), que tuvo bastantes momentos de lucimiento. La parte central del concierto, coincidiendo con los temas de su nuevo disco "Can Do" y dos kilométricas versiones de "Red House" y "Statesboro Blues", bajó bastante el pistón y rozó el tedio, aunque la parte final recuperó el brío y terminó por todo lo alto con la infalible "Snortin' Whiskey", que enlazó con otra versión clásica, "Boom, Boom". Notable concierto de un veterano en un excelente estado de forma.




Y por fin llegó el momento que muchos esperaban: después de la caída de cartel del año pasado, Dick "Handsome" Manitoba prometió volver y, como hombre de palabra, lo hizo acompañado casi de un supergrupo: Ross "the Boss", JP "Thunderbolt" Patterson y Daniel Rey (lástima de la ausencia de Andy Shernoff), o lo que es lo mismo, The Dictators. Aquí casi sobran las palabras, fue empezar a sonar "The Savage Beat" y empezó la locura: pogos, crowdsurfing, estribillos coreados a pleno pulmón y sudor a raudales. Un puñetazo tras otro: "The Party Starts Now", "Avenue A", "Who Will Save Rock'n Roll" (increíble, acabé afónico), "Baby Let's Twist", una intensísima "Faster & Louder", con la banda dándolo todo y Manitoba en plan puto amo. Al igual que los Del Lords, dedicaron un tema a Lou Reed: "New York, New York" y cerraron con "Stay With Me". Ya en los bises, interpretaron un cover de los Flamin' Groovies ("Slow Death"), invitaron a Scott Kempner (miembro fundador de la banda) para tocar juntos "Two Tub Man" y se despidieron definitivamente con una explosiva versión de "Kick Out the Jams". Brutal. Tíos, no os muráis nunca, por favor.





Visto lo visto, el Serie Z va camino de convertirse en la referencia de los festivales de pequeño formato, si no lo es ya. Un evento ciertamente singular, urbano, familiar, donde un día te cruzas en el vestíbulo del hotel con Uli Jon Roth, y al siguiente acabas desayunando con Pat Travers (un 10 por él, qué tío más agradable y cercano)  y con un elemento diferencial: el PATIO, donde se vio a la gente vitorear a los Dictators después de su concierto, a Rick Richards repartiendo sonrisas o al cantante de Western Sizzlers proponiéndole a un servidor que le cambiara mi camiseta de los Faces por una de las suyas (No way!).

Que Dios nuestro Señor tenga a bien conservarnos el Serie Z durante muchos años porque, será solo Rock'n Roll pero joder, me encanta.


lunes, 4 de noviembre de 2013

Festival In-Edit 2013: "Downloaded", "Big Star: Nothing Can Hurt Me"


Ayer finalizó la 11ª edición del Festival In-Edit Beefeater, de la que ya hablamos hace unos días. Dos de los documentales que se han podido ver durante esta segunda semana han sido:


Downloaded


Yo pensaba que el Heavy Metal iba de ser inconformista y de luchar contra el sistema. Paradójicamente los que acabaron con Napster fueron Metallica y el Gangsta Rap.

Impecable película sobre el nacimiento, auge y caída de Napster, el servicio de descargas e intercambio de ficheros creado a finales de la década de  los 90 que puso en jaque a la industria musical. El documental cuenta la historia desde el punto de vista de Shawn Fanning, el creador de Napster, que empezó de manera modesta, pidiendo ayuda en una comunidad BBS (el antecesor de los modernos foros de Internet) para solucionar los errores de programación, y terminó construyendo un auténtico imperio (virtual) que, en 2001, llegó a contar con 27 millones de usuarios.

La historia de Napster es, también, la crónica del fracaso de una utopía, del querer cambiar el mundo para que, al final, sea el mundo el que acabe cambiándole a uno. Eso es justo lo que ocurrió cuando el romanticismo inicial dió paso a las batallas legales contra la industria musical, con los Metallica como ariete, y a la búsqueda desesperada de un modelo de negocio (con una fuerte inversión del grupo Bertelsmann) que hiciera a Napster un servicio viable y "legal", cosa que al final no se consiguió.

Para hacerse una idea de lo que representó Napster en su momento y del impacto que provocó, decir que Fanning fue portada de las revistas Wired (publicación de referencia en temas tecnológicos) y "Time", un privilegio que muy pocos han tenido. Napster fue, desde luego, el embrión de servicios como iTunes, Spotify, Facebook y otros que han convertido Internet en el espacio de colaboración e intercambio que es hoy en día.

Imprescindible para amantes de la cibercultura y la tecnología.







Big Star: Nothing Can Hurt Me


Los Big Star son como una carta que se envió en 1971 y que no llegó a su destino hasta 1985, como si hubieran estado perdidos en Correos durante 15 años.

Si hay un grupo que encaje perfectamente en el concepto de "grupo de culto" ese es Big Star: calidad indiscutible, la crítica rendida a sus pies, nula repercusión comercial, desaparición del grupo y reivindicación de su legado a cargo de de grupos de Rock alternativo/Indie de los 80 y los 90, como The Posies, The Replacements, Teenage Fan Club o R.E.M.

"Big Star: Nothin Can Hurt Me" es un emotivo documental que repasa la infortunada trayectoria de la banda. El abundante material de archivo (mayoritariamente fotografías, apenas hay secuencias de video) y los testimonios directos, principalmente de su batería Jody Stephens, el único superviviente de la formación original, permiten trazar toda su historia de manera muy detallada: problemas de distribución y conflictos con las discográficas (Stax y Columbia), frustración ante la falta de éxito comercial, tensiones creativas entre Chris Bell y Alex Chilton, etc. En este sentido resultan especialmente emotivas las intervenciones de los familiares de Chris Bell, que dibujan el perfil de una persona muy talentosa y creativa pero frágil emocionalmente.

Un documental muy interesante, aunque su duración, densidad y carácter discursivo hacen que sea recomendable sobre todo para fans del grupo.



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