martes, 3 de abril de 2012

Glam & Celuloide (II)



Tal y cómo comentamos en la anterior entrada, vamos a hacer un breve repaso a algunas de las películas relacionadas con el Glam, como "The Rocky Horror Picture Show", "Velvet Goldmine" o "Hedwig & The Angry Inch".

The Rocky Horror Picture Show (Jim Sharman, 1975)


El de esta película es un caso singular en la historia del cine: un film que fue un fracaso comercial pero que se ha convertido en una obra de culto. Treinta y cinco años más tarde mantiene una frescura envidiable y aún se proyecta en todo el mundo en sesiones golfas, en las que legiones de fans celebran auténticas fiestas.

Rocky Horror es una comedia deliciosa, absolutamente loca y marciana que podemos considerar como una especie de Remake festivo de “Frankenstein”. Tiene su origen en una obra de teatro dirigía por el mismo Jim Sharman, que se estrenó en Londres en 1972, en plena eclosión de la escena Glam. Ante la buena acogida se realizó la versión cinematográfica, estrenada tres años mas tarde, que no tuvo el éxito esperado.

La película se inicia con los títulos de crédito presididos por una enorme boca pintada, imagen que se ha convertido en todo un icono. La trama gira alrededor de la llegada por accidente de Janet (Susan Sarandon) y Brad (Barry Bostwick), una joven e inocente pareja de recién prometidos, a la mansión del Dr. Frank N Furter (Tim Curry), un científico travestido y alienígena que está a punto de dar vida a su creación, Rocky Horror, el hombre perfecto que ha de servirle de juguete sexual.

A partir de aquí el film nos ofrece una serie de escenas musicales inolvidables, donde un extraordinario Tim Curry (en el papel de su vida) se convierte en amo y señor de la función con su vozarrón y gestualidad.


Temas como “Sweet Transvestite”, “The Time Warp”, “I Can Make You a Man”,  “Don’t Dream it, Be it” o “Hot Patootie” (con el cameo de un Meat Loaf aún poco conocido) son toda una fiesta.





La película es toda una invitación a disfrutar de la vida y del sexo, cosa de la que pueden dar fe los beatos y reprimidos Brad y Janet, que son seducidos, primero el uno y luego la otra, por el perverso Frank-N-Furter, con pocas manías en este aspecto.

El tiempo ha hecho justicia con esta notable película, que se ha convertido por méritos propios en una obra clásica y que, como mínimo, habría que ver una vez en la vida.


Velvet Goldmine (Todd Haynes, 1998)


El siempre interesante Todd Haynes llevó a la pantalla una recreación de la escena Glam que funciona como homenaje a la época dorada del género.

El catalizador de la historia es el periodista Artur Stuart (Christian Bale) que recibe el encargo de escribir un artículo sobre el décimo aniversario de un incidente protagonizado por el músico Brian Slade (Jonathan Rhys Meyers), en el que simuló su propio asesinato durante un concierto.

Esta investigación rememora en el periodista episodios de su vida (algunos traumáticos), pues él mismo fue un gran fan de Brian Slade y descubrió en su música una manera de encontrar su propia identidad.

La película tiene un inicio un tanto, digamos, lisérgico, en el que se revela que Oscar Wilde, en realidad, era un extraterrestre y el padre espiritual del Glam (¿guiño a Ziggy Stardust?).

A partir de un formato de falso documental, donde diferentes personas que lo conocieron nos hablan sobre Slade y siguiendo una estructura de nacimiento, auge y caída, el film va narrando la trayectoria artística y personal del músico, que van entrelazándose con las vivencias del periodista durante la época.

El punto de inlexión de la historia es el encuentro entre Brian Slade y Curt Wild (una recreación de la tormentosa relación entre Iggy Pop y Bowie), que cambiará para siempre la vida del primero.

El cásting es de primera categoría: el siempre carismático Rhys Meyers hace una notable composición de su personaje; Toni Colette (en el papel de la esposa de Slade), está excelente en un registro alejado de sus papeles habituales. Christian Bale hace un papel muy creíble y lleno de matices. Pero el que se lleva el gato al agua es Ewan McGregor, simplemente espectacular. Únicament hay que ver su actuación en “TV Eye”, en la que da vida a un Curt Wild/Iggy Pop absolutamente arrollador y sin caer en ningún momento en la sobreactuación o la parodia involuntaria.



La banda sonora (coordinada por Michael Stipe, de REM) es de primer nivel y en ella se combinan canciones originales de la época (Roxy Music, Lou Reed, T. Rex), bandas actuals (Pulp, Placebo) y grupos formados exclusivamente para la ocasión, como Wilde Rattz y Venus In Furs, compuestos por componentes de grupos como Suede, Mudhoney, Radiohead o Sonic Youth.

Resumiendo, gran película que ilustra con mucho realismo la filosofía y el impacto que tuvo la escena Glam en su momento.

Hedwig and the Angry Inch (John Cameron Mitchell, 2001)



Al igual que en el caso de “The Rocky Horror Picture Show”, “Hedwig and the Angry Inch” fue originalmente una obra de teatreo, un musical Rock estrenado en 1998 que causó un gran impacto en el circuito Off Broadway.

Creado por John Cameron Mitchell y Stephen Trask, ellos mismos fueron los encargados de la adaptación cinematográfica, animados por la productora Killer films, curiosamente la misma que anteriormente había producido “Velvet Goldmine”.

El film explica la historia de Hedwig (John Cameron Mitchell), un chico del Berlín este que se somete a una operación de cambio de sexo (que no acaba de ir muy bien) para poder casarse con un soldado norteamericano, cruzar el muro y emigrar a Estados Unidos.

Abandonada por su marido, Hedwig decide crear un grupo de Rock, al cual incorpora a Tommy Gnossis (Michael Pitt), su amante y discípulo. Al cabo de un tiempo Tommy abandona a Hedwig y se convierte en una estrella del Pop, gracias a las canciones que le roba a Hedwig, y se dedica a girar por todo el país con gran éxito.

Hedwig, con su grupo The Angry Inch (que hace referencia a su fallida operación de cambio de sexo) decide seguir a Tommy en su gira, dando conciertos en restaurantes y tugurios de mala muerte, para reivindicar la autoría de las canciones. A través de dichos conciertos y de diferentes flashbacks, iremos conociendo toda la vida de Hedwig.

Las dos patas sobre las que se sostiene toda la película son, por un lado la impresionante interpretación de John Cameron Mitchell, de una fuerza y convicción que traspasan la pantalla, además de ser un notable cantante, con un timbre de voz que recuerda a un Lou Reed primigenio. Por otro lado, el buen trabajo en la banda sonora de Stephen Trask (que en la película interpreta el papel de Skszp, el guitarra de los Angry Inch) con grandes canciones como “Angry Inch”, “Tear Me Down” o “Little Wicked Town” o la preciosa "Origin of Love", con reminiscencias de Lou Reed, Iggy o Bowie.



La verdad es que “Hedwig” es una excelente película, original, profunda y sensible, que habla sobre el amor y sobre las ansias de una persona obsesionada en encontrar su otra mitad. Un film redondo y muy recomendable. 

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